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Estos son los 10 mejores selectores de fondos españoles de 2021
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Estos son los 10 mejores selectores de fondos españoles de 2021

Conoce quiénes son los mejores selectores de fondos de 2021 y cuál es el asset allocation de sus carteras modelo para 2022.
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28 ENE, 2022

Por Leticia Rial de RankiaPro

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La labor que llevan a cabo los selectores de fondos no es fácil y, por ello, desde la plataforma Sharing Alpha han elaborado un listado con los diez mejores selectores de fondos españoles de 2021. En concreto, los selectores que mejor nota han recibido en nuestro país han sido Carlos Barrón (BMC 2020 Consultores), Pol Tusquets (Trea AM), Neeraj Mohandas (Novo Banco), Diego Ramos (Renta 4 Banco), Daniel Perez (Kau Markets), Alejandro Mínguez Ortiz de Barrón (Bankinter), Xavier Moreno (GBS Finance WM), Javier Alonso (Abante Asesores), Jacobo Silva (Omega Gestión) y Miguel Ángel Villoslada (MoraWealth Management).

Selector de fondos Entidad
Carlos Barrón BMC 2020 Consultores
Pol Tusquets Trea AM
Neeraj Mohandas Novo Banco
Diego Ramos Renta 4 Banco
Daniel Perez Kau Markets
Alejandro Mínguez Ortiz de Barrón Bankinter
Xavier Moreno GBS Finance WM
Javier Alonso Abante Asesores
Jacobo Silva Omega Gestión
Miguel Ángel Villoslada MoraWealth Management

Aprovechando este ranking con el top 10 de selectores, les hemos preguntado cuál es el asset allocation de sus carteras modelo para los próximos doce meses y esto es lo que nos han respondido.

Los 10 mejores selectores de fondos españoles de 2021

Pol Tusquets, Head Funds of Funds en Trea AM

En Trea AM nuestro equipo de Asset Allocation nos indica la situación macro y las perspectivas que tenemos para el resto del año, para que posteriormente los gestores podamos adaptar nuestras carteras en función de esta visión.

A nivel de asset allocation, en renta fija, vemos que las pendientes han ido reduciéndose conforme se han ido endureciendo las condiciones monetarias. El mercado de renta fija pone en precio que si las subidas de tipos de interés son muy fuertes podrían parar el crecimiento. Gobiernos es lo que menos nos gusta, ya que los plazos cortos empiezan a poner en precio las subidas de tipos de interés en los países desarrollados. Preferimos plazos medios ya que no creemos que suban tanto como el mercado descuenta. En high yield, aunque los resultados empresariales van a ser muy buenos, pensamos que la prima frente a los bonos de menos riesgo no compensa. En investment grade nuestra posición es neutral, esperamos que los buenos resultados de las compañías sigan apoyándolo, al igual que en crédito de países emergentes donde también estamos neutrales.

En renta variable estamos algo más positivos, los resultados de las empresas fueron buenos. En Europa pensamos que la debilidad en emergentes puede trasladarse a los valores más cíclicos. Estados Unidos ha sido el mercado más beneficiado por las políticas ultra laxas, esperamos rotación hacia valores más defensivos. En países emergentes estamos algo más negativos en el corto plazo, debido al endurecimiento de las políticas monetarias que siguen restando atractivo frente a los países desarrollados.

En fondos de fondos nos gusta tener una visión a largo plazo, y nuestro trabajo consiste en trasladar la visión de la casa a nuestras carteras para que éstas, sean lo más consistentes y estables en el tiempo.

Miguel Ángel Villoslada, Director, Portfolio Management en MoraWealth Management

Para este 2022 mantenemos una visión moderadamente optimista. Nos adentramos en un año de normalización desde muchos ángulos; de resultados empresariales, de crecimiento económico, de políticas monetarias y fiscales por parte de los gobiernos. Dos factores serán dominantes en los mercados durante los primeros meses. El primero la actuación de los bancos centrales ante los niveles de inflación actuales y el segundo precisamente el menor crecimiento económico esperado. La desincronización de políticas a nivel global después de los efectos de la pandemia abrirá de nuevo oportunidades y por tanto debemos mantener un enfoque más táctico.

En renta variable sobreponderamos países desarrollados, aunque virando el posicionamiento hacia sectores menos sensibles a los tipos de interés. Esto no implica que salgamos de los sectores con múltiplos de valoración más elevados simplemente por esto, ya que estamos cómodos pagando más por la calidad de este tipo de compañías. En este sentido, se ha producido recientemente un derating importante que arroja oportunidades de compra interesantes en segmentos del mercado que habían estirado mucho sus valoraciones como por ejemplo el sector tecnológico.

En renta fija, a pesar del escaso valor que hay en el segmento de crédito corporativo, no prevemos una ampliación de diferenciales que justifiquen una infraponderación sobre todo teniendo en cuenta que las condiciones financieras para las empresas seguirán siendo laxas. Mantenemos la infraponderación en deuda de gobiernos.

En alternativos hay cada vez más propuestas dirigidas a cliente minorista que merecen nuestra atención. En este sentido creemos que incorporar una parte de la cartera en esta clase de activos tiene todo el sentido sobre todo para descorrelacionar las carteras en los momentos más complicados de mercado, que los habrá sin duda.

Jacobo Silva, gestor de inversiones en Omega Gestión

Bienvenidos al año 2022, el año de transición y no precisamente energética. Como todos los años el contador se resetea a cero y los inversores nos encontramos con muchos dilemas.

Claramente no tenemos una bola de cristal y no sabemos qué nos puede deparar este año, pero el objetivo es intentar construir carteras con dos finalidades principales: por un lado participar en las subidas de los mercados financieros y por otro lado minimizar las pérdidas en caso de correcciones excesivas. Esto que parece sencillo se complica a la hora de implementarlo y vamos a intentar explicarlo brevemente con nuestra asignación de activos a día de hoy.

Para empezar utilizamos lo que llamamos la “política de descartes”, es decir, que es lo que no queremos tener en cartera a estos precios porque vemos que el margen de seguridad (la posibilidad de no perder el dinero en una normalización del mercado) es muy pequeño. Aquí nos encontramos con los siguientes activos:

  • Valores o fondos de renta fija con duración media o alta tanto soberanos (países) como corporativos. En todo este espectro de inversión no vemos ninguna oportunidad de inversión relevante excepto en deuda emergente corporativa.
  • Acciones de alto crecimiento que no generan flujos de caja positivos o que no podrán generar beneficios en los próximos 3-5 años en el mejor de los casos. Aquí sólo recomendamos tener algo de exposición si su horizonte de inversión es superior a 5 años.
  • Acciones con elevados niveles de apalancamiento, negocios con pocas barreras de entrada y empresas con vencimientos de deuda relevantes a 12-24 meses.

Pero entonces, ¿dónde podemos invertir? Vamos a dividir la cartera en dos patas: una pata que denominaremos “Risk-On” (como dice mi compañero Alberto) y una pata “Risk-Off” que debería de proteger el capital en una situación dramática:

  • Risk-On: nos centramos en renta variable y ahora mismo representa entre un 40-60% del capital. Esta estrategia está centrada en empresas/fondos de calidad, pueden ser fondos o compañías de valor y fondos o compañías de crecimiento, pero tienen que cumplir unos parámetros fundamentales muy claros: balances robustos, alta generación de caja, retornos de capital aceptables y claras barreras de entrada. Esta estrategia además tiene una cobertura de opciones fuera de dinero por encima para proteger el capital en caso de una corrección relevante (superior al 10%).
  • Risk-Off: aquí tenemos exposición a estrategias alternativas o gestión muy dinámica de la asignación de capital. Estrategias con un componente macroeconómico, valor relativo, bonos catastróficos, materias primas (oro), long/short fundamental o eventos (combinando arbitraje de M&A con situaciones especiales tipo restructuraciones). Esta parte de la cartera debería de tener una correlación con la bolsa del 25% máximo y no tiene cobertura adicional.

Esta combinación creemos que debería de tener un perfil de riesgo similar al de una cartera tradicional balanceada del 50% renta variable 50% renta fija.

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