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14 de febrero, Día Mundial de la Energía
Inversión ESG

14 de febrero, Día Mundial de la Energía

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14 FEB, 2020

Por Teresa Blesa de RankiaPro

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El 14 de febrero se celebra el Día Mundial de la Energía, una fecha muy relevante en la actualidad debido a la crisis energética que amenaza Europa. Por eso hoy hemos querido conocer qué significa este día para dos gestoras de fondos, y cuáles creen que serán las bases de la transición energética. Esto es lo que nos han contado Pictet AM y Aurea Capital.

Patricia Arriaga, subdirectora general de Pictet AM en España

En 1949 se instituyó el 14 de febrero como Día Mundial de la Energía, con el objetivo de concienciar sobre la importancia de un uso responsable y eficiente de los recursos energéticos. Ya en la Conferencia Internacional de 1998, en Austria, se debatió la crisis de la energía y posibles soluciones. Pero actualmente, según Naciones Unidas, más de un tercio de la población mundial no tiene acceso a formas avanzadas de energía. Los 30 países más desarrollados, con 15% de la población, son usuarios de 60% de las nuevas formas de energía.

De manera que se han desarrollado los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, que incluyen “Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”.

El caso es que estamos en un momento clave en la transición energética, intentando cambiar el mix de generación de energías para 2030. Efectivamente, los objetivos en Europa implican aumentar las renovables hasta 45% de la energía y cuadriplicar la potencia de fotovoltaica para entonces. Estamos hablando de vehículos eléctricos, automatización y cambiar casi todas las fuentes de energía y casi toda la generación de electricidad a renovables.

Al mismo tiempo, gobiernos de países desarrollados y en desarrollo y empresas de todo el mundo se han comprometido a reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero a cero para a prevenir un incremento de la temperatura global a menos de 2ºC respecto a la era preindustrial. De hecho, hoy en día hay 2.671 leyes sobre cambio climático. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los países más vulnerables al cambio climático son emergentes, siendo muy importantes para la transición energética.

Inversiones anuales de dos a cinco billones hasta 2030

De manera que las inversiones anuales en productos de ingeniería e infraestructura correspondientes deben aumentar de dos a cinco billones de dólares globalmente hasta 2030, lo que requiere velocidad y escala. Van a aumentar las inversiones en energías renovables, más baratas, medioambientalmente mejores, que solucionan el problema geopolítico de la energía propia -la guerra en Ucrania acelera el proceso – y las dislocaciones en los mercados energéticos continuarán estimulando inversiones empresariales en tecnologías de ahorro. También hay que tener en cuenta que la industria agroalimentaria es responsable de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Además, las fábricas utilizan cada vez más sofisticado software de diseño e ingeniería para ahorrar energía. A ello se añade la demanda de edificios de bajas emisiones mediante dispositivos eficientes, respaldada por normas más estrictas. La energía consumida en residencias o comercios representa 40% aproximadamente del consumo mundial y se pueden lograr ahorros con mejor aislamiento, sistemas de calefacción y aire acondicionado, iluminación LED y arquitectura y edificios inteligentes. La búsqueda de mayor eficiencia se ve impulsada por la explosión de necesidades de almacenamiento de datos, que puede multiplicarse por 50 para 2020 y requerir mejor refrigeración, diseño y microprocesadores más eficientes.

Electrificación y semiconductores de potencia

En cualquier caso, esta transición implica electrificación de la actividad que depende de combustibles fósiles, con oportunidades en la cadena de valor de semiconductores de potencia. El coste de almacenamiento de energía, que se ha reducido un tercio, es previsible que se reduzca otro tercio para 2030. Para ese año la cuota de coches eléctricos puede ser 20%. Para que los vehículos eléctricos reemplacen los de combustión se requieren estaciones de carga fácilmente accesibles y técnicos de mantenimiento capacitados. Además, las normas europeas no dejan otra elección que la electrificación masiva del sector del automóvil. El transporte representa 80% del consumo de petróleo y con la presión regulatoria los fabricantes tienen incentivo adicional para desarrollar motores más eficientes, lo que beneficia a empresas de baterías eficientes con gran capacidad de almacenamiento, tecnologías de automatización y redes inteligentes.

China, India y sureste asiático

El hecho es que la energía solar y eólica serán las principales fuentes del nuevo suministro de electricidad por competitividad de costes. Ya en 2019 las renovables eran la forma más barata de generar electricidad. Actualmente un nuevo parque eólico o fotovoltaico es más barato que generar electricidad con la planta de ciclo combinado creada hace diez o 20 años. 

Con la mayor riqueza y costes sustancialmente menores la demanda de renovables resurge en mercados que no podían permitirse la tecnología, como China, India y sureste asiático, especialmente en países cuyas condiciones meteorológicas favorecen la eólica y solar. China, el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero, es el mayor mercado eólico del mundo desde 2010 y está en vías de convertirse en el mayor mercado solar por nueva capacidad. Los fabricantes de equipos renovables de China han demostrado ser más resistentes que las europeas, gracias a tecnología eólica de próxima generación, más eficiente y rentable, en las que más de un tercio de los componentes clave son suministrados en la propia China. La participación de la eólica en su generación de electricidad puede quintuplicarse las próximas décadas, hasta 30% de su mix energético.

Por su parte, el hidrogeno verde necesita subsidios y depende la regulación, lo que añade volatilidad. La mejor manera de estar expuestos a hidrógeno verde es mediante renovables, necesarias para generarlo: eólica marina, terrestre y fotovoltaica. De hecho, para cambiar a “verde” todo el hidrógeno que se produce para industrias, fertilizantes y otros usos, se necesita un parque renovable exclusivo el doble del que existe en el mundo.  También hay que tener en cuenta las herramientas de captura y eliminación de carbono

Pictet Clean Energy Transition

Una solución es Pictet Clean Energy Transition, fondo temático con 16 años de recorrido, que aprovecha estas oportunidades a medio y largo plazo. Selecciona empresas de fuerte posición en su industria, capaces de generar crecimiento rentable, con flujos de caja favorables en relación a valoración. Incluye empresas con exposición a renovables como Iberdrola, fabricantes de semiconductores como NXP Semiconductors, proveedores de industrias de automóviles, como Tesla y fabricación eficiente, con empresas de software industrial como Autodesk o para edificios “verdes”, como Kingspan en aislamiento. Se trata de compañías no presentes en índices estándar, menos analizadas, que aportan diversificación.

Se trata de un fondo bajo el Artículo 9 del Reglamento (UE), sobre la divulgación de información relativa a sostenibilidad cuyas inversiones contribuyen a la mitigación o adaptación al cambio climático. Tiene en cuenta la exposición de las empresas a actividades con incidencia significativa adversas en el medioambiente o la sociedad. Se ejercen los derechos de voto y cuando corresponde, se genera diálogo con las empresas en relación con cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza, incluyendo iniciativas de colaboración con inversores institucionales.

Carlos Bendito Prieto, CEO de Aurea Capital 

Hoy, 14 de febrero, además de San Valentín, es el Día Mundial de la Energía, que se conmemora desde 1949 con el objetivo de promover un uso responsable y sostenible de los recursos energéticos y concienciar sobre la importancia de garantizar el acceso universal a la energía –conviene recordar que el 13 % de la población mundial aún no tiene acceso a la electricidad–. 

La energía es básica para cualquier actividad económica y hoy somos dolorosamente conscientes  del impacto tan notable que causa su escasez. La actual crisis energética ha puesto contra las cuerdas a la UE, especialmente a los países del Norte, que se han visto obligados a incrementar la producción de energías convencionales como el carbón. Ante la volatilidad del mercado del gas y las tensiones geopolíticas, la independencia, seguridad y estabilidad energética se ha convertido en una prioridad estratégica para los Estados. 

A este desafío se suma el mayor reto energético de la historia: transformar la economía basada en combustibles fósiles a otra sustentada en fuentes renovables que aseguren energía barata y abundante. En términos globales, no vamos por mal camino. Según BloombergNEF, 2022 fue el año en el que la inversión en energías limpias igualó por primera vez la inversión global en combustibles fósiles, rozando los 500 mil millones de dólares, un 25 % más que el año anterior. A pesar de este nuevo récord, todavía existen grandes desigualdades entre continentes y países, y aquellos que lideran la inversión en renovables tienen todavía mucho camino por recorrer para implantar un modelo energético que verdaderamente sea sostenible.

En esta revolución energética, España se encuentra entre los diez países del mundo con mayor capacidad en energía renovable y, lo que es más, está a la cabeza en energía solar fotovoltaica y eólica. Además, nuestro país cuenta con un enorme potencial para desarollar otras alternativas energéticas como el biogás: somos el tercer país, detrás de Francia y Alemania, con mayor potencial para la producción y distribución de esta fuente de energía, y si hubiéramos desarrollado este potencial por completo en 2022, habríamos ahorrado 4.000 millones de euros en la factura energética y evitado la emisión de 8,3 millones de toneladas de metano, según la Asociación Española del Gas.

Hoy es, por tanto, un día de concienciación sobre la urgente necesidad de acelerar la transformación hacia una economía sostenible, resiliente y basada en fuentes energéticas limpias y eficientes. Como país, tenemos una ventaja competitiva única y una gran oportunidad para liderar esta transición a nivel mundial. Todos los actores involucrados, inversores, empresas, gobiernos y ciudadanos, debemos comprometernos para hacer de esta oportunidad una realidad.

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