Como consecuencia de la Gran Crisis Financiera 2008-2009 y la crisis de la deuda europea 2011-2012, los ratios de deuda pública en los países del G7 aumentaron una media del 40% del PIB. Es probable que la pandemia del coronavirus genere un daño fiscal mucho mayor.
Explosión de la deuda tras la Gran Crisis Financiera
Las recesiones económicas suelen tener dolorosas consecuencias fiscales. Los ratios de deuda pública aumentan debido tanto a un menor PIB (menor denominador) como a un mayor déficit público (mayor nominador). El último efecto es, a su vez, enormemente dependiente del primero, ya que la disminución del PIB conduce a mayores gastos y menores ingresos por impuestos fiscales.
La experiencia de la Gran Crisis Financiera y de la crisis de la deuda europea muestra la intensidad que podría tener la explosión de la deuda. Entre 2007 y 2012, la relación deuda / PIB aumentó en un 40% de media en el grupo de países del G7 (Gráfico 1). La crisis fue generalizada y todos los países del G7 (más España) se vieron afectados. Japón y España experimentaron el aumento más rápido de la deuda, de 53 y 50 puntos porcentuales, respectivamente (Gráfico 2). Además, esta experiencia evidencia que el aumento de la deuda tiende a ser permanente. Pocos países pudieron reducir su carga de la deuda después de 2012.
Gráfico 1. Evolución de los niveles de deuda pública en los países del G7
Fuente: Flossbach von Storch Research Institute, Macrobond, monitor fiscal FMI
Gráfico 2. Dinámica de la deuda de la Gran Crisis Financiera
Perspectiva de la deuda pública
Es probable que la pandemia del coronavirus desencadene una gran ola de acumulación de deuda. Para evaluar el impacto de la recesión y las medidas políticas para este año, hacemos una conjetura fundamentada en:
- Un descenso de un 5% del PIB nominal.
- Un incremento del endeudamiento neto del Gobierno, según se indica en la Tabla 1.
Tabla 1. Paquetes de rescate y garantías aprobadas por los gobiernos nacionales hasta el momento
Fuente: “Die 9,2-Billionen-Euro-Rettung“, Die Welt, 26 de marzo de 2020, p. 17, Elaboraciones propias del Flossbach von Storch Research Institute
Como regla general, el aumento de la deuda pública bruta puede deberse a:
- Un mayor déficit presupuestario del gobierno, como resultado de más gastos (provocado principalmente por la lucha contra la pandemia) y menores ingresos por impuestos.
- Participaciones en empresas.
- Garantías de crédito.
El aumento de la deuda neta es, por supuesto, menor, ya que solo una parte de las participaciones y las garantías de crédito deberán cancelarse al final. En nuestro planteamiento, nos centramos en cifras brutas para evaluar el impacto potencial total y utilizando la información disponible actualmente como se muestra en la última columna de la Tabla 1.
Estas estimaciones podrían, por supuesto, subestimar o sobreestimar el verdadero impacto. Nuestra previsión sobre la caída del PIB es mayor que la disminución media del 3,6% en 2009, pero creemos que la parada económica generalizada en algunos de los principales ejes de la economía global podría haber creado interrupciones más sustanciales (aunque más cortas) en la actividad económica de lo que resultó en 2009.
La estimación de los paquetes del gobierno también es incierta, ya que es difícil predecir qué parte de las medidas ya anunciadas se utilizará finalmente y si se seguirán aplicando más medidas. Es probable que este último sea el caso de los países más afectados por la pandemia del coronavirus, especialmente Italia y España.
El gráfico 3 muestra el resultado de estas estimaciones. Para el grupo G7, los índices de deuda pública aumentarían una media de 22 puntos porcentuales (frente a 15 puntos porcentuales entre 2008 y 2009). Dentro de la zona del euro, el índice de deuda aumentaría del 133% al 163% en Italia, del 96% al 120% en España, del 99% al 119% en Francia y del 59% al 98% en Alemania.
Gráfico 3. Estimaciones de deuda pública en países desarrollados:
Conclusión
Como muestra el ejemplo de Japón, casi cualquier ratio de deuda pública puede mantenerse cuando el banco central proporciona financiación y la inflación se mantiene baja. En este caso, los inversores están dispuestos a mantener los bonos emitidos por el gobierno o el dinero emitido (a través de los bancos) por el banco central. El sistema monetario converge gradualmente hacia el 100% dinero, como lo sugiere Irving Fisher y cía. en el Plan de Chicago de 1933, sin que el público general lo notara. Esta puerta a un movimiento gradual hacia el 100% dinero está abierta para EEUU y otros países donde el gobierno gobierna sobre el banco central. Pero las cosas son más difíciles en la zona euro.
Formalmente, la puerta para la financiación de la deuda pública por parte del banco central está cerrada. Pero sin acceso a la financiacióndel banco central de los países altamente endeudados miembros de la Unión Económica y Monetaria de la UE, el euro probablemente se rompería. Por lo tanto, la puerta a la financiación del BCE para los gobiernos está abierta informalmente. Los esfuerzos desde que arrancó la crisis financiera para mutualizar completamente la deuda pública (y los riesgos bancarios) hasta ahora no han tenido éxito. Queda por ver si la actual emergencia sanitaria ofrece una mejor oportunidad para que los países altamente endeudados obliguen a otros a compartir su carga de la deuda. Tengan éxito o no, la capacidad de los países individuales de aprovechar el aumento de su deuda, a través de la financiación del BCE o la emisión de bonos de la zona euro sin tener que sufrir las consecuencias, puede inducir a una competición de los emisores y, finalmente, la degradación del euro.