Cuando en un partido de fútbol intenso se juega una prórroga, hay una tensión especial, los jugadores tienen que espabilarse y volver a movilizar todas sus fuerzas. Los inversores también se encuentran en estos momentos ante algunas situaciones que parecen una prórroga:
1) La prolongación de las negociaciones entre Estados Unidos y China sobre un compromiso en torno al conflicto comercial ya hace un tiempo que dura, después de que transcurriera la fecha límite inicial del 1 de marzo sin que sucediera nada. Después de la visita de una delegación estadounidense a China esta semana, en la próxima serán los funcionarios chinos los que vayan de visitantes a jugar el partido de vuelta en EE. UU. Se prevé que se llegue a un acuerdo para finales de abril.
2) En cuanto al culebrón del Brexit, el tiempo de juego reglamentario hasta el 29 de marzo se acaba en la semana en curso. En estos momentos aún no está claro cuánto podría durar una prórroga del proceso. Si la Cámara de los Comunes aprueba el tratado de salida negociado, aún sería posible una salida ordenada para el 22 de mayo. No obstante, actualmente no parece probable un «gol de oro», es decir, que a última hora se apruebe el acuerdo de salida. Por otra parte, sus socios europeos piden a Londres que decida entre dos escenarios: una nueva prórroga hasta bastante más tarde de las elecciones europeas de mayo (con la participación británica en ellas) o una salida sin acuerdo el 12 de abril, a menos que el Reino Unido revoque el artículo 50. Los socios británicos claves de las negociaciones podrían ser sustituidos en cualquier momento; el tipo de cambio de la libra debería de seguir sirviendo de indicador de la fiebre del Brexit.
3) No obstante, la prórroga más importante para los inversores viene de parte de los bancos centrales: las últimas declaraciones y actuaciones de la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y compañía permiten deducir que se prolongará el ciclo económico, que últimamente ha ido perdiendo cada vez más impulso, mediante la abstención de medidas de normalización (como subidas de tipos, reducciones graduales del balance, aplazamiento de la provisión de liquidez a los bancos); posiblemente a expensas de un repunte de la inflación y la continuación de unas condiciones laxas de concesión de préstamos.
Claves de la próxima semana
Además de las encrucijadas políticas mencionadas, el calendario de datos económicos de principios de abril también está repleto. A escala mundial se publican los índices de gestores de compras (lunes y miércoles). La estimación preliminar del índice de la zona euro ya ha provocado nuevas preocupaciones sobre la situación económica. En EE. UU., además, se dispondrá de las cifras de las ventas minoristas (lunes), los pedidos de bienes duraderos (martes) y el informe de empleo (viernes). En Japón nos espera la encuesta trimestral Tankan de confianza empresarial (lunes). En Alemania se publicarán los datos de producción industrial. Todas estas cifras darán más indicaciones sobre cuánto impulso le queda aún al ciclo económico y cuánto apoyo necesitará de los bancos centrales debido a su agotamiento.
Active is: tener en cuenta los factores técnicos
Los mercados seguirán de momento tensos ante el conflicto comercial y el Brexit, como aficionados en la prórroga de un partido de fútbol. Toda resolución de la incertidumbre sería sin duda positiva, incluso si ya se aprecia cierto optimismo relativo a una solución del conflicto comercial entre EE. UU. y China.
En cuanto a la cuestión de si los bancos centrales conseguirán prolongar el ciclo económico, por lo menos los mercados de renta fija no están celebrando nada por anticipado. La curva de tipos estadounidense últimamente se ha invertido en muchos tramos, lo que es un signo de pesimismo económico. Esto, a su vez, ha inquietado a los mercados de renta variable.
A medio plazo, consideramos que una política monetaria expansiva asimétrica tiene algunos inconvenientes importantes: entre otros, una menor productividad debido a una asignación ineficiente del capital y unos niveles de endeudamiento excesivos. Todo nuevo apoyo de los bancos centrales solamente tendría que ayudar a los mercados si también contribuye a una reactivación de la economía. No dejen que las prórrogas les agoten.