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¿Cómo afecta el coronavirus a la economía y los mercados?
Perspectivas de mercado

¿Cómo afecta el coronavirus a la economía y los mercados?

¿Cómo ha afectado el coronavirus a la economía? Recordamos las primeras perspectivas de las gestoras durante las caídas de marzo y abril.
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4 ENE, 2021

Por Sara Giménez de RankiaPro

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El coronavirus ya ha provocado la muerte de más de 1.800.000 personas en todo el mundo. En un principio, la mayoría de los casos se concentraron en la ciudad china de Wuhan, pero pronto comenzó a propagarse y a día de hoy está extendido en 220 países. En concreto, el virus continúa exponencialmente con su expansión fuera de China, con focos importantes en Estados Unidos, India, Brasil y Rusia. En España, la suma de los contagiados supera la cifra de 1.900.000, y por el momento las medias de confinamiento continúan en diferentes partes del territorio, no obstante, conocimos la noticia de la vacuna en noviembre y las perspectivas comienzan a ser más positivas.

Pero, ¿cómo ha afectando el coronavirus a la economía? Cada mes de confinamiento, suponía borrar el 3% del crecimiento global, según datos de marzo. Aunque la situación económica global es diferente respecto a la que vivimos en los meses de marzo y abril, es un buen momento para recordar cómo las gestoras La Financière de l'Echiquier, Lazard AM, Lazard Frères Gestion, A&G, Allianz GI, Renta 4, Jupiter AM, UBS AM, Edmond de Rothschild AM, MFS y Banque SYZ, veían las perspectivas durante los primeros signos de crisis mundial por la pandemia.

Coronavirus mercado chino

Equipo de gestión de La Financière de l'Echiquier

La pandemia del Covid-19 sigue causando estragos en todo el mundo. Entonces el rebote, ¿es un simple repunte técnico, o bien el comienzo de una recuperación sostenible? Conviene recordar que los repuntes técnicos, a menudo violentos, no son infrecuentes durante las crisis. En 2008, el S&P 500 se recuperó, con un aumento del 19% entre finales de octubre y principios de noviembre, y un 21% entre fines de noviembre y comienzos de diciembre, antes de volver a sufrir un descenso brusco. Como el movimiento que acabamos de experimentar es impresionante, podría estar, totalmente, en línea con esta lógica.

Más allá del aspecto técnico, ¿qué podría justificar el optimismo de los mercados? Si continuamos la comparación con la crisis de 2008, hay una cuestión que vale la pena destacar: la rapidez y la magnitud de la respuesta de los bancos centrales y los gobiernos. Los anuncios se han multiplicado de nuevo en los últimos días.

Los enormes volúmenes de ayuda explican, en parte, la euforia de los mercados. Queda por ver si ésta puede durar. Dos grandes incógnitas persisten. La primera es de carácter sanitario. Aunque en Europa se han desplegado medidas drásticas, la respuesta estadounidense sigue siendo parcial. Sólo ciertos estados se encuentran en confinamiento y no hay duda de que Estados Unidos es el epicentro de la pandemia.

La otra incógnita es de ámbito microeconómico. A pesar de que se han implementado numerosos mecanismos para garantizar la sostenibilidad de las empresas y evitar las quiebras en serie, no por ello será menos violento el impacto en el volumen de negocios y los beneficios. La vuelta a la normalidad llevará tiempo. Por tanto, aunque las valoraciones de acciones pueden parecer atractivas a estos niveles, no cabe duda de que no serán suficientes para alimentar un aumento sostenido, dadas las escasas perspectivas de actividad.

Si bien persiste la posibilidad de una nueva caída brusca, a nuestro juicio está limitada por las medidas de los bancos centrales y los Estados. En cambio, los temores sobre el impacto microeconómico pueden ser un obstáculo para una verdadera recuperación. Es probable que los mercados sigan siendo volátiles, pero más erráticos en su dirección, sin una tendencia clara, antes de que se disipen dichas incertidumbres. En este contexto, la movilidad será la clave del rendimiento.

Ronald Temple, Head of US Equity en Lazard AM

Los bancos centrales han inyectado más liquidez en el sistema, siendo la Fed la más agresiva. Con tipos negativos o cercanos a cero en la mayoría de los países del G10, las compras de activos a gran escala y las facilidades de financiación son las principales herramientas disponibles de los banqueros centrales. Creemos que los bancos centrales han sido extremadamente eficientes para facilitar liquidez y financiación en el universo de grado de inversión. Hasta ahora vemos poco efecto fuera del investment grade, pero sospechamos que llegará.

La caballería viene en camino con financiación, liquidez y estímulos fiscales. Aunque la ejecución del estímulo fiscal conlleva ciertos desafíos en lo que respecta a las pequeñas empresas. La pieza que falta para cuadrar el puzzle, es una noticia positiva con respecto a los tratamientos del COVID-19, pero esperamos que mejore en abril.

Creemos que la crisis de COVID-19 persistirá más de lo que muchos inversores sospechan y que el daño económico será más profundo y potencialmente más duradero. Por ello, creemos que el mejor enfoque es concentrar el capital en empresas con balances y perfiles de financiación más sólidos y con capacidad de mantener los rendimientos de capital mejor que sus competidores.

Analistas de Lazard Frères Gestion

Lanzamiento fondo renta fija rankiapro

El impacto económico será extremadamente violento ya que combina un choque de demanda y un choque de oferta. Sin embargo, parece positivo que esto esté pasando en una economía mundial que se está acelerando y, por lo tanto, más capaz de resistir al choque que, por ejemplo, hace 9 meses.

Considerando la magnitud del choque y su dimensión temporal -a priori-, la clave está en las medidas tomadas por los gobiernos para apoyar la actividad y, sobre todo, la viabilidad de los actores económicos. A diferencia de la crisis de 2009, los gobiernos actualmente muestran una gran capacidad de respuesta, con medidas que se implementan incluso antes de que comience el impacto negativo en la economía. El desafío será doble: apoyar a las empresas y los hogares durante la crisis, asegurando la recuperación más rápida y fuerte posible de la economía.

Para los bancos centrales, se trata de garantizar la liquidez de los mercados financieros y evitar que los flujos de financiación a las empresas no se agoten, asegurando así la liquidez de los bancos. Para los gobiernos, el primer paso será compensar la pérdida de ingresos de los hogares y las empresas; y garantizar préstamos a las empresas. En el muy corto plazo, la prioridad es evitar quiebras, por medio de la extensión de plazos o préstamos puente. La capacidad de hacerlo para todas las empresas afectadas y, en muy poco tiempo, sigue siendo incierta.

Equipo de A&G Banca Privada

Por primera vez desde el 14 de marzo, el día 30 de marzo hubo menos contagios en el mundo (incluso excluyendo a China, donde la situación es ya de cierta normalidad) que el día anterior. Puede ser algo prematuro, pero gran parte de la mejora viene de Europa, lo que sugiere que las medidas tomadas funcionan. Debemos diferenciar el pico de contagios del pico de enfermos y quedan aún semanas difíciles pero cada vez hay más argumentos para poder afirmar que la situación actual deberá comenzar a mejorar en unas pocas semanas.

A nadie sorprende a estas alturas, pero los datos macro que se irán conociendo desde ahora ya incluyen el fuerte impacto del Covid-19, que recordamos comenzó a impactar a Europa ya en febrero, pero es en marzo cuando se ha ahondado en el coma inducido a la actividad económica. Esta semana se han publicado los PMI de marzo, que son el primer indicador adelantado relevante tras la propagación del covid-19 a Europa. Destaca sobre todo el PMI de Servicios en Europa que cae hasta mínimos de la serie (desde 52,6 en febrero hasta 28,4, vs mínimo anterior de 39,2 en feb’09). Esta caída estaría en línea con la vista en el PMI de China de febrero, más adelantada en la propagación/contención del virus. En EE.UU, las peticiones semanales de desempleo se dispararon hasta los 3,2 millones. Máximo histórico en línea con la rapidez de esta crisis.

El mercado está preparado para este tipo de datos, que no generarán optimismo, pero no tienen por qué ser catalizador para caídas adicionales. La clave, no es tanto como de profunda será la contracción del 1S’20, sino en qué magnitud las medidas de confinamiento tienen éxito y cuánto ayudan a recuperar el crecimiento las medidas monetarias y fiscales adoptadas. La posible recuperación “V” a partir de 2S’20.

Stefan Scheurer, Director, Global Capital Markets & Thematic Research, de Allianz Global Investors

Allianz GI expands alternatives range with absolute return launch ...

El coronavirus (COVID-19) tiene al mundo en vilo y, como consecuencia, a los mercados de capitales internacionales, que han oscilado entre la esperanza y el temor durante las últimas semanas: esperanza por que se logre contener la pandemia y temor a que la creciente propagación a nivel global del nuevo coronavirus provoque una importante ralentización del crecimiento económico mundial. Solo sabremos la verdad durante las próximas semanas. ¿Se puede ralentizar la propagación del virus? ¿En qué medida se verá afectada la economía? ¿Son eficaces las medidas monetarias y fiscales?

1) Ya podemos ver los primeros rayos de esperanza en el sector médico. Aunque se están investigando diversas posibilidades para avanzar en la investigación de un fármaco mediante inteligencia artificial, los resultados iniciales indican que los medicamentos existentes pueden acortar la duración de la enfermedad. En otros lugares, parece que la vida diaria comienza a recuperar la normalidad. Los consumidores chinos están volviendo a la acción y la producción del país se está reanudando poco a poco. Además, la vuelta a la normalidad en Wuhan parece estar muy cerca.

2) El hecho de que la pandemia haya llegado a los indicadores de laeconomía se refleja principalmente en los recientes indicadores adelantados y en los índices de los gestores de compras de la zona euro.
Hay claros signos de un cambio de tendencia en el mercado laboral estadounidense. La interrupción de las cadenas de valor mundiales y la creciente limitación de la vida social están pasando factura. El impacto sobre la economía es grave, por lo que en las próximas semanas los economistas y los analistas ajustarán sus estimaciones de la actividad económica y las previsiones de beneficios, en algunos casos de forma considerable. En vista de estos acontecimientos económicos, la probabilidad de recesión en la economía mundial también ha aumentado considerablemente, por lo que ahora forma parte de nuestro escenario básico.

3) Para amortiguar las consecuencias de la crisis provocada por el COVID-19, los bancos centrales y los gobiernos han anunciado recientemente la puesta en marcha de unos planes financieros y de liquidez masivos sin precedentes, en algunos casos incluso más sólidos que durante la época de la crisis del mercado financiero de 2008/2009. Los bancos centrales de todo el mundo han reducido en parte sus tipos de interés de forma masiva y han anunciado nuevas y amplias medidas de apoyo a la economía. La Reserva Federal de Estados Unidos ha prometido que comprará bonos de deuda pública estadounidense y títulos respaldados por hipotecas de forma ilimitada, lo que supondría la reactivación de la flexibilización monetaria («QE», por sus siglas en inglés). Aunque es posible que la política monetaria sirva de poco para hacer frente a los imprevistos ocasionados por la oferta y la demanda, es importante garantizar el funcionamiento de los mercados y flexibilizar las condiciones de financiación en los mercados financieros. Sin embargo, parece que las políticas monetaria y fiscal se están convirtiendo en dos caras de una misma moneda, ya que muchos gobiernos están aplicando medidas de estímulo monetario y fiscal en serie. En algunos países, estas medidas se han convertido en el mayor programa de apoyo de la historia. En las próximas semanas, es posible que los mercados de capitales (entre otros) sigan oscilando entre la esperanza y el temor, así como que la incertidumbre nos siga acompañando y que provoque importantes perturbaciones en muchas economías nacionales. Aunque todavía no parece vislumbrarse el fin de la caída del mercado, las contramedidas internacionales contra la pandemia tanto en el sector médico como en el económico siguen en marcha.

Miguel Jiménez, gestor Renta 4

Lo que está ocurriendo es, sin duda, un shock externo para el que ni organismos, gobiernos ni empresas estábamos preparados.Las noticias empresariales y económicas a corto plazo van a ser muy malas, tal y como hemos visto en China con el peor dato en los últimos 50 años. Por otra parte, los mercados financieros han sufrido caídas de casi el 40% en el caso europeo, lo que históricamente coloca esta crisis en una de las peores sufridas jamás.

Está por ver si la situación actual daña la capacidad empresarial. Mucho de ello tiene que ver con la duración de la pandemia y los daños irreparables que va a hacer en la economía. La respuesta de los Gobiernos tendrá un papel importante a la hora de limitar los efectos en la economía.

Entre las compañías más perjudicadas hay que señalar las empresas más endeudadas y con mayor apalancamiento operativo. Otras compañías, con poca deuda y un mejor posicionamiento, no deberían estar tan afectadas. En palabras del gestor: aquí, más que nunca, el análisis de compañías y la gestión activa son elementos muy diferenciales que deberían ayudar a obtener mejores resultados.

Lo único que sabemos ahora mismo es que el punto de partida actual es mejor que en otras crisis debido a la ausencia de desequilibrios, ya que las finanzas del sector privado están en orden, a diferencia de otras crisis.

Una reflexión optimista: una vez que el virus esté controlado y si no ha habido mucho daño económico, podría haber subidas importantes y rápidas en los mercados. Nos situaríamos en un escenario con unos estímulos fiscales y monetarios sin precedentes que llevaría a una apreciación importante de las bolsas, como pasó en 1998 donde la intervención de LTMC provocó una subida en los mercados financieros.

Equipo de Jupiter AM

El impacto del virus ha avanzado rápidamente y ahora se espera que cause una crisis global, pero la cuestión clave en esta recesión no es si las ganancias de las empresas caerán, sino si necesitarán nuevo capital. Además, los expertos señalan que la desaceleración ya está en las áreas más cíclicas del mercado, algo que contrasta con la recesión de 2008/9 que pilló por sorpresa al mercado.

El segundo punto clave es cómo tratarán los gobiernos de mitigar el impacto de una crisis, ya que, en las más recientes, la respuesta ha sido recortar los tipos de interés para ayudar a las empresas y a las personas a pagar sus deudas y estimular la demanda, como ya hizo ayer el Banco de Inglaterra y que le deja con muy poco espacio para recortar aún más. Así, los gobiernos tendrían que abordar el impacto del coronavirus a través de la expansión fiscal, algo totalmente diferente de todo lo visto en el pasado reciente, aunque no esta claro cual sería el impacto.

El virus en sí será transitorio: alcanzará un pico y luego disminuirá, aunque es imposible predecir cuándo. Pero el efecto secundario de una combinación de diferentes respuestas políticas venidas de diferentes países ha producido un impacto económico global que no se ha visto desde la crisis del petróleo de la década de 1970. Esto se debe a que abarca simultáneamente tanto la dislocación para el suministro de bienes y servicios como una fuerte reducción en la actividad del consumidor, lo que obviamente ha tenido mayor impacto en los sectores de viajes, eventos y ocio.

Hace apenas un mes, las posibilidades de una recesión global parecían mínimas pero, cuanto más persiste el virus y el parón que lo acompaña, más perjudicial es el efecto y mayor es la posibilidad de una volatilidad económica prolongada.

Equipo de UBS AM Iberia

Esperamos nuevos recortes en los tipos de interés y una expansión de los balances de los bancos centrales en las principales economías, incluidas Estados Unidos, Reino Unido, la Zona Euro y Japón, en los próximos días, en respuesta a la crisis del crecimiento del coronavirus y a los riesgos de contagio por la caída del precio del petróleo. Pero la eficacia de la política monetaria se ve reducida, al menos a corto plazo, por el impacto del coronavirus en el crecimiento económico.

Por lo tanto, en nuestra opinión, debería ser el gasto fiscal de las principales economías la clave para revitalizar las expectativas de crecimiento y mejorar la confianza de los inversores. Y si los responsables políticos son capaces de evitar el contagio y la recesión, hay margen para un rebote muy fuerte del crecimiento económico y de los activos de riesgo, dados los beneficios de una política monetaria flexible y el bajo precio del petróleo.

En cuanto a la renta variable estamos aprovechando esta situación excepcional para aumentar la exposición a valores que han caído por debajo de nuestras estimaciones de valor a largo plazo, siendo conscientes al mismo tiempo del riesgo de una mayor dislocación. Nuestra experiencia ha demostrado que esos momentos presentan excelentes oportunidades potenciales para aprovechar las sobrerreacciones de los mercados

Benjamin Melman CIO Global Edmond de Rothschild Asset Management

La visibilidad no es aún lo suficientemente buena como para poder tomar decisiones importantes de asignación de activos. Sin embargo, las incertidumbres de hoy no son las mismas que hace unas semanas. A mediados de marzo, los mercados sufrieron una grave dislocación cuando los bonos soberanos se vieron sometidos a una fuerte presión en medio de una baja liquidez y los yields de los bonos a largo plazo aumentaron. Pero ahora las cosas están volviendo a la normalidad para los principales bonos soberanos y la liquidez está mejorando gradualmente en el mercado investment grade.

En los últimos días, este impulso ha permitido que varios emisores de EE.UU. y Europa empiecen a aprovechar el mercado de nuevo, lo que supone un avance positivo en un segmento clave y todo gracias a la acción de los bancos centrales. Sin embargo, la liquidez en los mercados de deuda de países emergentes y de high yield sigue siendo escasa, aunque se están beneficiando de la normalización en otros segmentos.

Los mercados se han tranquilizado por la estrategia que busca "lo que sea necesario", promovida por los bancos centrales y los planes de estímulo masivo de los gobiernos de Estados Unidos y Europa. Estados Unidos, por ejemplo, han lanzado su mayor paquete de estímulos y ya están pensando en seguir con otro. La mera determinación de los organismos monetarios y fiscales de hacer frente a una crisis sin precedentes ha mejorado sin duda.

El pico de la pandemia y su coste siguen siendo inciertos

Todavía no sabemos cuánto costará esta pandemia y los inversores están centrados ahora en saber cuándo podría llegar a su punto máximo. Hay algunas señales alentadoras en Europa, pero debemos ser cautelosos. Aún así, un escenario más preciso está tomando forma. Algunas compañías de seguros creen que podríamos ver un pico en las próximas semanas, una visión que podría ayudar a los mercados a hacer proyecciones más allá del período de bloqueo.

Y también hay algunas estimaciones, ciertamente frágiles, del coste exorbitante de un cierre parcial de la economía. El Instituto Insee de Francia estima que la economía está trabajando al 65% de la actividad normal, y cae un punto del PIB por cada mes que dure esta situación. En Italia, donde el cierre es más pronunciado, el golpe podría ser el doble de perjudicial.

Los planes de estímulo del gobierno están proporcionando un gran apoyo pero probablemente no compensarán ningún período de cierre prolongado. Las medidas de Italia podrían compensar unas cinco semanas de recesión inducida por el confinamiento. El problema es que se espera que el bloqueo dure, en teoría, al menos 8 semanas.

La actividad se está recuperando muy gradualmente

Al igual que en China, en el período posterior al confinamiento sólo se producirá un retorno a la normalidad de manera gradual. Y el proceso podría durar dos o más trimestres. La economía ciertamente se recuperará, pero la mejora podría verse frenada por la prolongación de las medidas de distanciamiento social. Además, no sabemos la rapidez con la que se reabrirán las fronteras y no hay forma de saber si el virus no volverá en otoño. Los déficits de los gobiernos se podrán revisar cuando la crisis termine.

Estamos descartando cualquier movimiento alcista de la inflación debido a que los bancos centrales vuelven a las políticas de flexibilización cuantitativa. Hace unas semanas, no vimos ningún signo de inflación, aunque las brechas de producción en las principales zonas se encontraban en territorio positivo, por lo que es difícil argumentar que la inflación debería repuntar cuando son extremadamente negativas y las tasas de desempleo tan altas. En cualquier caso, los bancos centrales están ayudando a los gobiernos a pedir préstamos pero no monetizan en absoluto esta deuda.

Cada día que pasa significa un día menos de crisis, lo que nos ayuda a hacer proyecciones aunque todavía hay mucha incertidumbre. Necesitamos más pruebas sólidas antes de tomar decisiones definitivas de asignación de activos. Por eso nos mantenemos neutrales en los mercados de renta variable. Es cierto que actualmente se están negociando a niveles atractivos al beneficiarse de políticas monetarias y económicas ambiciosas, pero todavía es demasiado pronto para sobreponderar.

También estamos ligeramente infraponderados en el crédito. Hemos puesto fin a nuestra sobreponderación en bonos soberanos y hemos vuelto a la neutralidad ahora que los rendimientos de los bonos a largo plazo han caído tanto, y vemos alguna oportunidad puntual siendo muy selectivos en bonos investment grade en Europa y Estados Unidos. Las yields han subido sustancialmente durante estas semana y la acción de los bancos centrales proporciona una protección sustancial.

Robert M. Almeida, Jr. y Erik Weisman de MFS Investment Management

MFS Investment Management - Top Funds Bluerating.com - Bluerating.com

Puede que el impacto del coronavirus se traduzca en la destrucción más precipitada de la actividad económica en la historia de Estados Unidos. Las cifras económicas de marzo, abril y, quizás, mayo probablemente se revelarán nefastas. El desempleo en Estados Unidos presenta todas las papeletas de dispararse y podría eclipsar el punto álgido de la crisis financiera mundial.

Los datos preliminares relativos a las solicitudes de subsidios de desempleo iniciales ya están poniendo de manifiesto las perturbaciones venideras. Aun con los estímulos fiscales y los pagos de transferencias gubernamentales en marcha, las rentas familiares se desplomarán a buen seguro y es probable que el consumo caiga en saco roto. A pesar de los créditos fiscales, la disponibilidad de financiación muy barata y el aplazamiento de otros gastos empresariales, muchas pequeñas y medianas empresas pueden verse muy castigadas.

A nuestro parecer, no estamos ante una situación similar al 11-S, en la que la gente volvió enseguida a montarse en aviones, alojarse en hoteles, trabajar y salir de compras. Por poner un ejemplo, al menos 40 firmas han cerrado sus tiendas minoristas, una lista que seguramente se engrosará. Muchas de ellas podrían no sobrevivir. Siendo justos, muchas no deberían haber llegado tan lejos para empezar, y el virus sencillamente constituye el catalizador de su extinción. Resulta irónico que se precise una pandemia para que desaparezcan empresas «zombie».

Seguramente, la vida retornará a la normalidad en unos pocos meses, aunque podría llevar más tiempo. Sin embargo, reviste cierta dificultad cuantificar la magnitud de los estragos que se habrán producido entre ahora y entonces. No podemos predecir el ritmo de recuperación hasta
que sepamos la profundidad del agujero económico. Ahora bien, se puede sacar algo tremendamente positivo de todo esto. Es posible que la mejor
referencia a este hecho sea la que uno de los líderes del sector tecnológico en Estados Unidos, Tim Dittmer, hizo en la reunión del sector que tuvo lugar el miércoles, y que abrió con una de las muchas grandes citas de Andy Grove, exconsejero delegado de Intel: «Las crisis destruyen a las malas empresas. Las buenas empresas sobreviven a ellas. Y las grandes empresas mejoran con ellas.» Todas las reuniones sectoriales se están desarrollando en torno a esta máxima.

Ya vaticinábamos que habría volatilidad. Los activos de riesgo se recuperarán, pero no sucederá lo mismo con los «zombies». La recuperación podría llevar más tiempo que en anteriores ocasiones y, de ser así, no pasa nada, porque anticipamos cierto nivel de distorsiones en la etapa final de un ciclo largo y agotado. Además, pese a la gravedad de la pandemia, somos muy optimistas respecto de las oportunidades de inversión que están por venir.

Luc Filip, Head of Private Banking Investments SYZ

Como hemos sugerido hace unas semanas, la implicación económica del coronavirus fue ignorada por los mercados demasiado complacientes. La alta dependencia de muchos negocios de productos de fabricación china iba innegablemente a impactar en su propia capacidad de suministro en un momento dado, ilustrado ya hace una semana por la advertencia de beneficios de Apple. Además, la mayoría de las empresas hoy en día dependen de la demanda china para alimentar el crecimiento, por lo que un choque en la demanda de China se sentiría necesariamente en todo el mundo.

La caída registrada desde el principio de la semana pasada refleja el despertar del mercado en estos importantes vientos en contra. Sin embargo, pensamos que esta es sólo una caída de primera etapa que podría sugerir una mayor por venir. Nos cuesta creer que la situación mejore rápidamente, especialmente con la amenaza de que las cuarentenas lleguen a Europa y a los Estados Unidos. Por lo tanto, recomendamos evitar aumentar la exposición a las acciones en este momento.

Con China representando alrededor del 40% del crecimiento del PIB mundial, se hace más difícil encontrar empresas que no dependan del gigante asiático. Para los inversores que deseen reducir la correlación de su cartera con China, sugerimos salir de los sectores industriales (especialmente los relacionados con la automoción), los semiconductores, las compañías petroleras y colocar parte de los beneficios en Sanidad, Tecnología (excluyendo los semiconductores) y Productos Básicos.

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