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¿Cómo medir el riesgo a la hora de escoger un fondo de inversión?
Fondos de inversión

¿Cómo medir el riesgo a la hora de escoger un fondo de inversión?

Descubre cuáles son los tres principios básicos a tener en cuenta a la hora de escoger un fondo de inversión.
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12 AGO, 2021

Por Edgar Mestre

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Entendemos el riesgo de escoger un fondo de inversión como el riesgo que vendrá determinado de nuestra recomendación de inversión. Entendemos riesgo como un factor subjetivo y muchas veces mal traducido bajo el nombre de “volatilidad”.

Tres principios básicos a tener en cuenta en el momento de escoger un fondo de inversión

En nuestro caso, evaluamos el riesgo mediante tres principios básicos de la inversión: el horizonte temporal, el objetivo de rentabilidad y el perfil del cliente. Estos se engloban en el papel del asesor patrimonial, generalmente, mediante una visión separada de la parte analítica, en la cual el riesgo queda determinado por la selección del fondo idóneo para cada clase de activo, medido tanto por temas cuantitativos como cualitativos.

La combinación de estos dos ámbitos y la correcta transmisión dentro de una misma organización hará que realicemos la inversión o recomendación más idónea ajustada al riesgo para cada cliente.

Como expertos en la materia tendemos a pensar que el riesgo se mide mediante la volatilidad, que como sabemos, representa la variabilidad diaria de la inversión; a más variación, mayor riesgo. Esta afirmación en el largo plazo pasa a ser mucho menos relevante, ya que el objetivo de toda inversión la entendemos como la generación de rentabilidades positivas y, en eso, la historia nos dice que el activo más rentable tiende a ser el más volátil. Existen estudios donde a periodos mayores de 7 años la probabilidad de pérdida en la renta variable, siempre utilizando el índice S&P500 como referencia, es cercana a cero. No sabemos si el futuro nos deparará lo mismo o estas estadísticas del pasado cambiarán como mucho lo han hecho a lo largo de la historia, pero sí sabemos que el tiempo tiende a romper la afirmación de volatilidad igual a riesgo.

Centrándonos en el segundo criterio y más en concreto en el objetivo de rentabilidad, el ratio que mejor determina el binomio volatilidad-rentabilidad, es el ratio de sharpe, conocido por la mayoría de nosotros, pero que nos sirve claramente como comparativo de fondos de inversión o lo entendemos como un ratio fundamental en la asignación o incremento de riesgo en las recomendaciones de inversión.

Obviamente, desde el ámbito más analítico y cuantitativo no es el único indicador estadístico en la medición del riesgo y selección de fondos, pero sí lo consideramos de primordial importancia. En la búsqueda del fondo que obtenga una rentabilidad superior en base a su riesgo, también destacaríamos el análisis del track record, el tracking error, la alpha conseguida por el gestor, el volumen de activos bajo gestión del fondo o la diversificación. Todos ellos nos aportan más detalles sobre la rentabilidad histórica que ha conseguido un fondo, sobre cuánto se separa el fondo de su índice de referencia, qué resultado le ha supuesto alejarse del índice y, en cuanto al volumen, si el gestor o la estrategia de inversión pueden soportar un incremento o decremento importante en el volumen de activos bajo gestión.

Sobre la diversificación nos detenemos un momento, ya que pensamos que ha sido la clave en la evolución y la constitución de los fondos de inversión. El hecho de poder acceder a una inversión profesional y diversificada para todo tipo de clientes y cada vez con un patrimonio menor, hace que el riesgo en las inversiones sea mucho más limitado.

Anteriormente, una rentabilidad del 7% se podía conseguir invirtiendo únicamente en un bono del estado o en un depósito bancario y aunque descontando la inflación del momento, la rentabilidad neta estaba a la par de la actual, la diversificación y la complejidad de la cartera eran mucho menores.

Para la parte cualitativa podemos englobar muchos factores que incluyen, sobre todo la responsabilidad, confianza y transparencia aportados por la gestora, lo que consideramos, no menos importante, dentro de la medición del riesgo de un fondo de inversión.

Otra de las reflexiones comunes, en la cual estamos viendo discrepancias, es asignar mayor riesgo o considerar de más riesgo asignaciones a fondos de renta variable de pequeñas y medianas compañías o fondos sectoriales, generalmente tecnológicos o que invierten en biotecnología. Los cuales, en los últimos periodos de volatilidad, han batido y mejorado a la mayoría de fondos mucho más generalistas. Por lo que nos surge la pregunta: ¿tienen más riesgo?

Y esto nos lleva al tercer pilar básico, el perfil del cliente, el cual hemos visto año tras año como por el efecto deflacionista, las bajadas de tipos de interés y la ambición a conseguir unas mayores rentabilidades, muchas veces ancladas en objetivos de rentabilidades históricas, hace que los clientes se vean abocados a incrementar el perfil de inversión, en algunos casos sin ser del todo conscientes de ello, lo cual puede precipitarnos en decisiones de inversión erróneas que, a su vez, desmontan el horizonte temporal y, en consecuencia, no conseguir los objetivos marcados.

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