Esta semana publicamos el lanzamiento de BrightGate Focus, un nuevo fondo long-only de la gestora BrightGate Capital. Hemos querido profundizar sobre su estilo de inversión y las perspectivas que tiene la entidad para 2020, por lo que hemos entrevistado a Javier López Bernardo, Portfolio Manager, para conocer a fondo su nuevo vehículo de inversión.
Entrevista a Javier López Bernardo, Portfolio Manager de BrightGate Capital
Recientemente habéis lanzado el fondo BrightGate Focus, ¿cómo definirías su filosofía de inversión?
Lanzado el pasado 20 de diciembre, BrightGate Focus es un fondo mixto con vocación global pero que pretende ser más concentrado y oportunista que las estrategias que ya gestionamos. El fondo tiene libertad total en la asignación entre renta variable y renta fija high yield con el fin de construir una cartera de 20-25 títulos infravalorados, con poca rotación, y que permita la apreciación del capital a lo largo del tiempo.
La selección de los títulos se hace de manera bottom-up, tras un análisis fundamental de los emisores. En dicho análisis calculamos la valoración a la que cotiza el instrumento, estudiamos el sector en el que opera la empresa en cuestión y tratamos de entender la calidad e incentivos del equipo directivo.
Adicionalmente, y siguiendo las reglas UCITS, tenemos total discreción de inversión en lo referente a geografía, cobertura de divisa y calificación crediticia. Aunque la libertad de nuestra política de inversión se adecua mal a ningún índice de referencia, y por eso no seguimos ninguno, el BrightGate Focus persigue dar retornos similares a los de la renta variable global en el largo plazo.
¿Qué os diferencia de otros productos long-only?
Aunque en España ha crecido en los últimos años un interés por la gestión de calidad de renta variable por parte de gestoras independientes, la renta fija high yield no ha corrido la misma suerte. No sabríamos explicar por qué ha sido así, aunque se nos ocurren al menos tres razones.
- Primero, ha sido muy fácil ganar dinero en renta fija durante las tres últimas décadas gracias a la tendencia secular a la baja de los tipos de interés. Mucha gente sigue pensando que en la renta fija difícilmente se puede perder y que no hace falta una gestión activa de la misma.
- En segundo lugar, Europa ha sido tradicionalmente una geografía en la que las empresas han recurrido a los bancos en vez de a los mercados de capitales para su financiación, haciendo que el mercado corporativo high yield no se ha desarrollado tanto como en Estados Unidos.
- En tercer lugar, aunque los retornos del high yield han estado a la altura de los de la renta variable en las dos últimas décadas, su distribución estadística no es tan asimétrica como el de las acciones, provocando que la diferencia entre gestores de high yield no sea tan significativa y sea más difícil que en la renta variable la aparición de “gestores estrella”.
Nuestro conocimiento del high yield nos permite invertir en el tramo de la estructura de capital que consideramos más atractiva. Hemos estudiado cientos de empresas en las que no compraríamos las acciones, pero sí su deuda. Hoy en día, estamos convencidos que la flexibilidad de poder hacer deuda en un entorno en el que las oportunidades de inversión son tan escasas es más valiosa que nunca.
Nuestras posiciones en renta variable y en renta fija las organizamos en tres categorías, dependiendo de su perfil de retornos y del tiempo que esperamos mantener la inversión en cartera. Por un lado, los compounders son acciones de empresas operando en negocios rentables, con visibilidad de beneficios en los próximos años y cotizando a valoraciones atractivas. En segundo lugar, las situaciones especiales son cualquier tipo de títulos (acciones, preferentes o bonos) con fuerte potencial de revalorización, catalizadores inminentes, descorrelación con el mercado y pérdida máxima cuantificable. Finalmente, nuestra cartera de high yield la componen créditos con rentabilidades atractivas, superiores al 8% en euros, con buenas garantías y en sectores con poco riesgo de disrupción tecnológica.
En cuanto a renta fija, ¿cómo es vuestra exposición a este activo?
Nuestra exposición a renta fija se limita exclusivamente a situaciones puntuales en emisiones difíciles de entender por cualquier motivo, como compañías con estructura de holding o compañías que operan en sectores que no están de moda y que no tienen una base permanente de inversores. Siempre tenemos preferencias por compañías que presentan buenas garantías y activos fungibles.
En los últimos años hemos visto un progresivo deterioro de las rentabilidades del high yield en general, del paquete de garantías que ofrecen las emisiones y de la salud de los balances empresariales. Todo ello nos ha estrechado notablemente nuestro potencial universo de inversión, aunque afortunadamente, nuestra filosofía concentrada nos simplifica algo la tarea, ya que solo tenemos que encontrar 3-6 créditos al año (asumiendo una cartera de doce créditos con vencimientos a tres años) que cumplan todas nuestras exigencias para poder invertir en ellos.
Además de enfocar nuestros esfuerzos en entender el riesgo de crédito que estamos asumiendo, intentamos también minimizar el riesgo de duración invirtiendo en títulos con vencimientos cortos y catalizadores identificables – como, por ejemplo, el propio vencimiento del bono, la refinanciación de la deuda o la venta de uno de los negocios de la compañía.
¿Cuáles son vuestros retos para 2020?
Aunque pensamos empezar con un porcentaje de inversión ligeramente superior al 50%, esperamos construir el resto de la cartera de manera muy gradual durante el resto del año. Somos conscientes del escenario actual que vivimos de valoraciones muy elevadas, tanto en renta fija como en renta variable, así que es momento de ser más selectivos con nuestras inversiones que nunca.