«Mientras puedas, ahorra para la vejez y la necesidad, porque el sol de la mañana no dura todo el día», esta célebre frase de Benjamin Franklin está calando cada vez más entre los ciudadanos, ya que mantener el nivel de vida tras la jubilación se ha convertido en uno de los objetivos más anhelados para gran parte de los españoles ante la incertidumbre que rodea al sistema de pensiones público, al menos en lo que a sus características actuales se refiere.
Para lograrlo, todos somos conscientes de la necesidad de ahorrar, pero igual de importante es invertir ese ahorro de manera correcta para incrementar los recursos. Evidentemente, para canalizar dicho ahorro hay que tener en cuenta diversos factores, entre ellos el perfil de riesgo de cada persona o el horizonte temporal de su inversión, que determinarán en gran medida los activos en los que invertir, pero también es clave el vehículo elegido para llevarlo a cabo.
A este respecto, aunque casi automáticamente asociemos como productos adecuados para este fin los planes de pensiones, PIAS, PPAs, u otros seguros de vida -ahorro, no se deben olvidar tampoco los fondos de inversión, que por sus características y la amplia oferta de productos disponible en el mercado, los convierten en uno de los vehículos más favorables para alcanzar los objetivos marcados.
¿Cuáles son las ventajas de los fondos de inversión?
Una de las principales ventajas de los fondos de inversión es la liquidez. Los partícipes pueden rescatar su dinero si las circunstancias personales varían. Esto supone una mayor tranquilidad, ya que, en caso de necesitarlo, se puede disponer del capital. Asimismo, es posible traspasar los activos de un fondo a otro– si varía el perfil de riesgo, el entorno de mercado así lo requiere, etc.- en cualquier momento sin pagar el denominado peaje fiscal. Este beneficio fiscal otorgado por el fondo de inversión no es desdeñable, ya que el impuesto (peaje fiscal) se paga al Tesoro cuando los activos invertidos se reembolsan.
La rentabilidad es otro de los alicientes de los fondos. Evidentemente, el rendimiento potencial va asociado al riesgo asumido en cada inversión, pero la amplia variedad de fondos permite que se puedan encontrar productos con perfiles de rentabilidad / riesgo para prácticamente todos los inversores. Por ejemplo, el año pasado, según los datos de Inverco, los fondos registraron una rentabilidad media del 7,23%. Obviamente, la cifra de este año será inferior debido a la volatilidad provocada por la crisis del coronavirus, pero lo normal es que el ahorro para la jubilación sea una inversión a largo plazo y permita por tanto recuperar los ejercicios más complicados.
Además, la inversión en fondos de gestión activa facilita el acceso a una gestión profesional, en la que el gestor selecciona activamente las posiciones de la cartera y se encarga de que se cuente con una correcta diversificación (geográfica, sectorial…etc.) y ponderación, lo que se convierte en una gran ventaja, sobre todo para inversores poco experimentados y en periodos de elevada volatilidad como el actual.
Todas estas características liquidez, sencillez, flexibilidad, gestión profesional o rentabilidad, entre otras, sitúan al fondo de inversión como un vehículo idóneo para canalizar el ahorro para la jubilación (o para cualquier otro objetivo) y poder complementar la pensión pública y disfrutar de un retiro cómodo. Por tanto, la expresión “contar con un fondo para la jubilación” no tiene por qué ser solamente una frase hecha o una forma de hablar, sino que puede ser una realidad que nos ayude a lograr nuestras metas de inversión.