El BCE vuelve a reunirse este jueves 29 de octubre y, aunque el consenso de analistas no prevé que varíen ni el tipo de interés oficial ni el de la facilidad de depósito, la situación que vive Europa con la crisis del Covid-19 invita al anuncio de nuevos estímulos en los próximos meses. Por ello, tendremos que estar muy atentos a la visión del Banco Central Europeo sobre la recuperación de la economía europea y sus posibles actuaciones a corto y medio plazo. Aberdeen SI, Allianz GI, AXA IM, A&G Banca Privada, Bank Degroof Petercam Spain y La Française AM, nos dan sus pronósticos para la reunión de mañana.
Paul Diggle, economista de Aberdeen Standard Investments
Para el jueves estaremos pendientes de tres aspectos de la decisión y de la rueda de prensa posterior del BCE.
En primer lugar, ¿qué nivel de preocupación tiene la institución que preside Christine Lagarde por la segunda ola del coronavirus que afecta a Europa, así como por la renovada ralentización que está provocando en la economía? La mayoría de los pronósticos no prevén una recesión de doble suelo (double-dip) pero el BCE podría estar más preocupado.
En segundo lugar, ¿cómo está preparando el Consejo de Gobierno de la autoridad monetaria una mayor relajación en diciembre? Siempre existe la posibilidad de que realmente relajen la política monetaria esta semana. Pero es más probable que usen el jueves para insinuar una flexibilización en diciembre, cuando se disponga de un nuevo conjunto de previsiones macroeconómicas.
Y tercero, ¿va a ofrecer el BCE alguna pista sobre la forma y el tamaño que adoptaría esta flexibilización adicional? Pensamos que lo más probable es un QE adicional, en forma de una extensión del PEPP de 500.000 millones de euros. Pero son posibles otras opciones, y tendrían importantes implicaciones para los inversores
Franck Dixmier, Director de Inversiones Global de Renta Fija de Allianz Global Investors
El tono de la reunión del Banco Central Europeo del 29 de octubre debería ser decididamente pesimista. El BCE debería subrayar el deterioro de las perspectivas macroeconómicas debido a las nuevas restricciones derivadas del agravamiento de la crisis sanitaria y su preocupación por una posible doble caída del crecimiento. El PMI compuesto, que combina la actividad de los sectores de servicios y manufacturero, se sitúa en 49,4 en octubre, por debajo del 50,4 de septiembre y por debajo del umbral de 50 que separa la contracción del crecimiento.
También se espera que el banco central reitere su preocupación por la trayectoria de la inflación, ya expresada en el acta de su reunión de septiembre. La inflación se mantiene muy por debajo de sus niveles objetivo, con un índice de precios al consumidor (IPC) en -0,3% durante un año y un IPC subyacente en + 0,2% en septiembre, y es probable que se mantenga bajo durante 2021 e incluso en 2022.
No prevemos nuevas medidas el 29 de octubre, por tres razones principales:
- En la reunión de diciembre, el BCE tiene previsto actualizar sus proyecciones macroeconómicas. Creemos que serán pesimistas, por lo que podría ser un buen momento para anunciar nuevas medidas de apoyo.
- En diciembre, el banco central tendrá más perspectiva sobre los riesgos políticos que han surgido en las últimas semanas, como el Brexit y las elecciones estadounidenses, así como sobre la evolución de la pandemia.
- Finalmente, el Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP) aún conserva su potencia, por lo que no hay urgencia de actuar ahora.
En términos de la orientación futura de su política monetaria, esperamos un fuerte mensaje de Christine Lagarde con respecto a su voluntad de implementar medidas de apoyo adicionales al final del año. Estos deberían incluir una extensión del PEPP, cambiando su término, programado a junio, a diciembre de 2021, y un aumento en el programa de compras del BCE para cumplir con las emisiones de deuda soberana, que se espera récord en 2021, así como nuevas condiciones favorables para las T-LTRO.
Es probable que la ampliación del PEPP provoque debates internos en el Consejo de Gobierno del BCE. De hecho, ha resurgido la vieja división entre palomas y halcones. Christine Lagarde, partidaria de la búsqueda de consensos, tendrá mucho trabajo por hacer para zanjar un debate ya antiguo: existe el riesgo de que una política de compra de bonos soberanos aún más agresiva sea vista como financiación monetaria de los déficits públicos, ya que está prohibido por los tratados.
Los mercados, que se inclinan ligeramente a anticipar un recorte de tipos, podrían verse decepcionados. Pero un mensaje contundente sobre futuras medidas monetarias adicionales debería ser favorable a una reducción de los diferenciales de los bonos periféricos.
Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM
«Varios elementos hacen probable que el BCE prefiera esperar hasta diciembre para su próximo movimiento«, indica Moëc, aunque advierte que «el mercado se sentiría decepcionado este jueves si no recibe un indicio claro de más acción en diciembre«. «Sería un error que los inversores reaccionen de inmediato», apunta el economista.Y es que, según detalla el experto, será en diciembre cuando el banco central «tendrá más visibilidad sobre los riesgos externos», como cómo afectarán los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos o su posible impugnación, o la resolución del Brexit.
Además, Moëc señala que «las condiciones del mercado han mejorado» y eso «ha permitido al BCE reducir significativamente el ritmo de su programa de compras de emergencia«. De hecho, el economista indica que, con la caída del diferencial soberano italiano, incluso el banco central «se ha sentido lo suficientemente cómodo como para reducir la proporción de sus compras que van a este soberano periférico crucial», a lo que se añade que la apreciación del euro «se ha estancado, reduciendo la presión sobre el BCE para ajustar rápidamente la política monetaria».
El economista indica que, dadas las circunstancias actuales, «una recalibración del PEPP sería la vía más natural», pero añade que «nos sorprendería que se hiciera solo«, ya que tendría sentido complementar la acción de flexibilización cuantitativa «con otra reducción en los tipos de interés de las operaciones de refinanciamiento a largo plazo».
Germán García Mellado, gestor de renta fija de A&G Banca Privada
La reunión del BCE estará marcada por el incremento de casos de Covid-19 en Europa y las medidas de restricción a la movilidad tomadas por los gobiernos estos últimos días. A pesar de ello, no esperamos cambios relevantes en materia de política monetaria para esta reunión. Aunque varios miembros del consejo de gobierno han incrementado las expectativas de nuevas medidas en sus últimas comparecencias, probablemente estas se lleven a cabo en la reunión de diciembre, coincidiendo con la actualización de las expectativas macro del BCE, que ya incluirán estimaciones hasta 2023.
Creemos, por tanto, que esta será una reunión de transición en la que Lagarde prepare el terreno para la del 10 de diciembre, una vez pasadas las elecciones americanas. En la última reunión del año, y dadas las consecuencias económicas que pueda tener la segunda oleada de la pandemia en la eurozona, el BCE puede que incremente el programa de compra de activos por la pandemia (PEPP) en el entorno de 500.000 millones de euros, alargando también el vencimiento de este hasta finales de 2021. Otro instrumento que podría modificar son las subastas de liquidez a la banca (TLTROs), pudiendo lanzar nuevas rondas de financiación a las entidades financieras o incluso mejorar las condiciones de las que ya están programadas.
El tipo de cambio, por su parte, no parece que será materia de debate en esta reunión ya que se encuentra en niveles similares a los de septiembre, cuando la autoridad monetaria no se mostró especialmente preocupada por la influencia que pudiera tener la evolución del euro sobre las expectativas de inflación.
Juan Ramón Casanovas, Head of Private Portfolio Management, Bank Degroof Petercam Spain
Nueva cita este jueves del Banco Central Europea. A diferencia de la anterior reunión, las circunstancias actuales obligan al anuncio de nuevos estímulos que deberán aplicarse, si es necesario, a lo largo de los próximos meses.
El incremento de casos de COVID en toda Europa durante las últimas semanas ha llevado a distintos países a tomar medidas de distanciamiento social que afectan a la movilidad, con el consecuente impacto económico. Este factor añadirá presión al BCE y a su presidenta, Christine Lagarde, que deberá dar señales al mercado de que no vacilará en adoptar más medidas, si las circunstancias lo requieren.
Asimismo, el viernes se anunciarán las cifras de crecimiento económico de la Eurozona del tercer trimestre. Cifras que apuntan a una fuerte recuperación económica después de la intensa caída registrada en el trimestre anterior. Queda por ver las previsiones que baraja el organismo para este cuarto trimestre y si las actuales medidas de confinamiento están ya lastrando los índices de confianza. Lagarde deberá pronunciarse sobre este aspecto y comunicar si tendrán que reducir o no las expectativas de crecimiento que anunciaron en reuniones anteriores.
El mercado también espera que se haga referencia a la evolución del Euro de los últimos meses y cómo ha llegado a cotizar por encima de 1,18, desde el 1,07 que marcó en marzo. La política actual de la Reserva Federal estadounidense favorece este movimiento y limita la actuación del BCE para frenar el encarecimiento del Euro.
Las compras de deuda realizadas por el BCE de los países más afectados por la pandemia han dado sus frutos y han llevado a los tipos de interés de estos países a niveles mucho más cómodos, reduciendo sus primas de riesgo hasta niveles precrisis. Como consecuencia de estas compras, el BCE acumula grandes cantidades de bonos italianos y españoles, que deberán permanecer en su balance hasta que la situación se normalice. No esperamos nuevos anuncios en esta materia, aunque sí creemos que, de ser necesario, se alargará en el tiempo y en el importe el nivel de compras.
Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, reclamó a los bancos europeos que lleven a cabo más planes de recortes de costes para hacer frente a la baja rentabilidad del negocio, animando incluso a los actores a nuevos procesos de fusión, como el de CaixaBank y Bankia. De esta forma están tratando de evitar ruido y especulaciones del mercado sobre la solvencia de algunas entidades. Actualmente, las dificultades que atraviesa el sector y que el BCE no puede permitirse que ninguna entidad solicite un rescate o el mercado especule con su viabilidad.
Teniendo en cuenta lo anterior, será una reunión para la que no se esperan cambios en la política monetaria, pero sí el anuncio de nuevos estímulos o de medidas encaminadas a mitigar los efectos de la nueva ola de contagios, revisión de las previsiones económicas y dotar, una vez más, al mercado de razones que avalen que contamos con el apoyo del BCE y los estamentos públicos.
François Rimeu, estratega senior de La Française AM
Es probable que el jueves el Banco Central Europeo mantenga el modo espera que adoptó en septiembre. Con ello, ganará tiempo para recopilar datos antes de la reunión de diciembre y de presentar sus nuevas proyecciones económicas.
No obstante, en cuanto a las proyecciones económicas europeas, las disparidades entre países están aumentando de nuevo ante el fuerte repunte de nuevos contagios y las nuevas medidas de confinamiento. Además, los últimos datos sobre la inflación han sido decepcionantes.
Por lo tanto, el banco central debería señalar que está dispuesto a proporcionar una mayor relajación si la crisis se agrava. Creemos que el BCE dejará abiertas todas las opciones hasta la próxima reunión. También esperamos que Lagarde enfatice la importancia de la coordinación entre la política fiscal y monetaria y que presione a los gobiernos a hacer más para levantar la economía de la zona euro.
Con todo, esta reunión no debería tener un impacto material en los mercados financieros.