El informe sobre el mercado laboral de EEUU superó las expectativas de aquellos que pronosticaban una ralentización, dado que la economía del país norteamericano creó 224.000 puestos de trabajo durante el mes de junio. Las incorporaciones en el sector manufacturero fueron tal vez uno de los elementos más sorprendentes, en vista de la reciente debilidad de los datos sobre la confianza empresarial y de la atonía de los pedidos a las fábricas alemanas publicados con anterioridad.
Los datos ponen en entredicho los informes de la encuesta sobre la confianza de los consumidores elaborada recientemente, que indicaban que resulta más difícil encontrar trabajo. La presión inflacionista derivada del incremento de los salarios resultó menos problemática, dado que el crecimiento de los sueldos se mantuvo estable en un 3,1%, con un mayor número de personas en busca de empleo.
La evolución de los mercados evidencia que han descartado casi por completo la probabilidad de que la Reserva Federal lleve a cabo dos recortes de los tipos de interés en julio. En consecuencia, los rendimientos de los bonos repuntaron, lo que ejerció una presión a la baja en todos los activos de renta fija, que habían experimentado una mercada revalorización durante el primer semestre del año.
Los riesgos de recesión podrían empezar a parecer sobrevalorados
Dado que los diferenciales de crédito se han reducido considerablemente, existe menos margen para una mayor compresión que ayude a compensar las subidas de los rendimientos de la deuda pública. Las expectativas de que se lleven a cabo menos recortes de tipos de interés en EEUU o de que se efectúen a un ritmo más lento han contribuido a que el dólar estadounidense se aprecie, dado que los datos de la economía del país norteamericano siguen siendo más favorables que los del resto de regiones.
En caso de que el mercado laboral de EEUU y, por extensión, el consumo estadounidense sigan mostrando un buen tono, los riesgos de recesión podrían empezar a parecer sobrevalorados. Esta situación ya se ha materializado en un par de ocasiones durante este ciclo y, en todas ellas, el consumo estadounidense —que constituye la espina dorsal de la economía— ha hecho gala de resistencia. Ello no quiere decir que debamos quitarle hierro a la creciente debilidad, que resulta ahora más evidente ante la retirada de los estímulos monetarios a escala internacional, pero no queda en absoluto acreditado que la ralentización actual sea suficiente para que EEUU se adentre en terreno recesivo.