24 AGO, 2020
Por Sara Giménez de RankiaPro
Os proponemos una nueva entrevista a Asesores financieros, en esta ocasión conocemos a Juan Carlos Durán, Asesor de Banca Privada en Banque de Luxembourg. Juan Carlos realiza sus funciones de asesoramiento y gestión de patrimonios de clientes españoles desde Luxemburgo ya que la entidad Banque de Luxembourg no tiene implantación en España. Se incorporó a la entidad en 2007, ocupando diferentes roles hasta ser nombrado en 2018 gestor de banca privada del mercado español.
En esta entrevista podrás conocer en profundidad cómo la distancia es una ventaja para llevar a cabo la gestión de Banca Privada, y cómo fueron los inicios de Juan Carlos Durán en la industria.
Soy originario de Madrid y realicé mis estudios de Ingeniería a caballo entre Madrid y París. Con posterioridad, recalé un poco por casualidad en Luxemburgo, el país de los bancos, motivo por el cual me encuentro hoy aquí, trabajando en Banque de Luxembourg. En primer lugar, participé en proyectos de ejecución y, poco a poco, me adentré en el mundo de la gestión. Ahí descubrí el universo de la gestión de fondos de inversión, la distribución y el desarrollo de negocio. Esta primera experiencia me reveló toda una profesión donde poder desarrollar mi pasión por lo humano, la escucha activa y el poder aportar valor. Finalmente, decidí coger las riendas de la gestión de los clientes españoles y sus familias.
He participado en varios proyectos, aunque el que más me ha marcado fue la implementación de las Directivas UCITSs y la organización de la distribución de los fondos de inversión de nuestra sociedad gestora, BLI - Banque de Luxembourg Investments. La implementación de MiFID I y II y las profundas transformaciones que se derivaron de ella también me influyeron de manera significativa. Ambos proyectos resultaron interesantes y enriquecedores, a demás de muy edificantes para mi actividad como profesional de la banca privada.
La primera, y más evidente, estriba en que se trata de una jurisdicción diferente de la española, con un contexto de estabilidad social, política y jurídica sin parangón en Europa donde el patrimonio de nuestros clientes se encuentra protegido y gestionado de una forma diferente.
La segunda, y tal vez menos evidente, es la distancia. Aunque pueda parecer paradójico, ésta nos aporta una perspectiva y una serenidad necesarias aunque difícilmente concebibles cuando estamos inmersos en el torbellino de lo cotidiano y de la cercanía. Si hablamos de decisiones relativas a nuestros ahorros, a nuestro patrimonio o las decisiones de inversión, que atañen a nuestra familia en el sentido más amplio, esta distancia necesaria constituye un alto valor para nuestros clientes.
El contacto con mis clientes y la posibilidad de proponer una verdadera ayuda, una escucha serena y la perspectiva que se precisa a la hora de servir a mis clientes españoles desde Luxemburgo: todo eso es muy importante para mí. Asimismo, me gusta la estabilidad que ofrece Banque de Luxembourg, su buena salud financiera y continuidad. Es una garantía, en lo personal y en lo profesional, trabajar en una entidad tan sólida.
La parte más tediosa, al igual que ocurre con otros muchos trabajos, es la administrativa.
En primer lugar, un buen asesor debe saber escuchar.
El primer deber de un banquero privado radica en interactuar con su cliente con el objeto de entender bien sus circunstancias personales y familiares. Hablamos de brindarle al cliente una conversación profunda sobre su situación personal y cómo nuestros servicios se pueden adaptar a su contexto personal. En todo caso, se trata de una conversación bilateral en la que procuro darle bastante espacio a mi cliente.
Un patrimonio, ya sea material o inmaterial, es fruto del esfuerzo de toda una vida y, en ocasiones, incluso de varias generaciones. Percibo que las nuevas generaciones esperan que su gestor de inversiones vaya más allá de los meros aspectos financieros y tenga en cuenta criterios éticos y conceptos como sostenibilidad y compromiso social. Están mucho más conectados con la actualidad que las generaciones que les preceden y utilizan con más frecuencia los medios digitales que les permiten comparar información en tiempo real y elegir productos que se adaptan a su visión del mundo.
En el caso de mis clientes, esta inédita situación de gran incertidumbre podría desembocar en reacciones irracionales o apresuradas, infundidas por el temor a perder capital o por la inseguridad. Afortunadamente, mis clientes confían plenamente en nuestra capacidad para gestionar incluso en la condiciones mas adversas.
Algunos inversores, llevados por el miedo, tienden a actuar en dirección contraria a lo que dictan sus objetivos.
Yo recomiendo invertir teniendo en cuenta la estrategia de inversión definida y contar con un plan de acción preestablecido. Concretar las reglas permite actuar de manera pragmática y evitar cualquier decisión precipitada que pueda erosionar el valor de la cartera. La mejor forma de gestionar el miedo es prepararse y dejarse asesorar por un profesional del sector.
El reto de Banque de Luxembourg es, y siempre ha sido, estar más cerca de sus clientes. La crisis que atravesamos ha demostrado que esto no tiene por qué implicar una proximidad física. El banquero debe reinventarse y reinventar la forma en la que propone sus servicios. Durante la crisis, no he podido viajar a España para visitar a mis clientes, así que hemos tenido que buscar alternativas. Banque de Luxembourg ha percibido la necesidad de adaptarse y ha hallado múltiples soluciones para facilitar información a sus clientes. En la actualidad, una entrevista se puede realizar en línea sin que se pierda calidad por ello, una tendencia que seguirá evolucionando en los próximos meses y años.