Luis Capilla de Mirabaud & Cie (Europe) – Asesor del mes

Os presentamos a Luis Capilla, director de Gestión Patrimonial de Mirabaud & Cie (Europe) en Valencia. Con más de 30 años de experiencia en el sector financiero, entró a formar parte de Mirabaud en 2012. Antes de incorporarse al banco, desarrolló una amplia trayectoria profesional en firmas como Gestora Bancaja de Instituciones de Inversión Colectiva o Arcalia, SV. Nacido en Valencia en 1966, Luis Capilla es diplomado en Ciencias Empresariales por la Universidad de Valencia y tiene un Máster en Dirección Financiera por ESIC.

¿Cuándo y cómo llegaste al sector financiero? ¿Tenías alguna otra vocación?

Me viene de familia. Mi padre trabajó siempre en una entidad bancaria, en el área de importación y exportación, por lo que he convivido con la parte bancaria y con la parte contable desde que nací. También fue una gran referencia para mí mi abuelo materno, que fundó y dirigió una cooperativa para el desarrollo de vivienda y un economato. Desde muy pequeño he convivido con libros contables de diarios, sumas y saldos, balances…

Cursando la carrera de empresariales, en 1990, surgió la oportunidad de presentarme a una convocatoria de la Caja de Ahorros de Valencia, Castellón y Alicante para el puesto de administrativo de la compañía Gestora de Instituciones de Inversión Colectiva, a la que accedí entonces y en la que en 2005 fui nombrado consejero y director general. En 2008, una nueva oportunidad me llevó a atender a los clientes de banca privada como responsable de Arcalia en Valencia y adjunto a la dirección comercial nacional de la compañía. Fue mi verdadero “bautizo de fuego” con el trato directo a familias para la gestión y el asesoramiento patrimonial de valor añadido, en un año muy complicado por las grandes caídas bursátiles que se dieron a causa de la crisis inmobiliaria que se vivía en aquel momento.

Mi mayor vocación es la de prestar un servicio personalizado. Es la que me impulsa en todo lo que hago con pasión para aportar las mejores ideas y soluciones ante los retos de la gestión patrimonial, centrándome en las necesidades específicas y el perfil de riesgo de cada familia. Siempre en base a los valores de Mirabaud, con los que me identifico plenamente: independencia, convicción, responsabilidad y pasión. De ellos resultan en particular nuestro enfoque sobre la conservación del patrimonio familiar con un horizonte de inversión centrado en el largo plazo, nuestra política de inversión sostenible y responsable así como el estricto cumplimiento de los criterios ESG a todos los niveles. Una gestión patrimonial que también pivota sobre los ejes fundamentales del respeto, la transparencia, la personalización, la proximidad y la discreción.

¿Cuáles son tus hobbies?

Mi mayor pasión es pasar tiempo con mi familia. Es mi pilar maestro, me da la armonía necesaria para compensar las exigencias que, mentalmente, requiere el asesoramiento personal de las finanzas. Sin el apoyo y comprensión de mi familia, no habría llegado donde estoy.

También dedico mucho tiempo a cultivar mi curiosidad, a aprender sobre distintas materias. Me interesan especialmente la innovación y los hechos históricos. Considero que es una forma de enriquecer mis conocimientos y aprender de lo que otros hicieron bien.

En cuanto a hobbies como tal, antes practicaba algún deporte. En la actualidad, me gusta desconectar caminando por la playa o el campo. Me encanta dar largos paseos. Otra de mis actividades favoritas es disfrutar de la gastronomía de distintos lugares en buena compañía, principalmente la de mi mujer y mis hijas. Nos encanta viajar.

De cara a la segunda parte del año, ¿cuáles son los riesgos a los que se enfrentan los mercados financieros y de los que habrá que estar muy pendientes?

En los mercados hay que tener una visión a corto plazo, partido a partido, pero con el foco puesto en el largo plazo. Hay que estar muy atentos a cualquier acontecimiento que pudiera comprometer las convicciones que se tengan en las inversiones realizadas para diferenciar lo sustancial de lo irrelevante y poder equilibrar las exposiciones de inversión en cada momento; pero sin perder de vista el largo plazo, que es el que guía y fundamenta la consecución de los resultados de nuestras convicciones.

Dicho esto, los riesgos a los que habría que estar atentos hoy, en mi opinión y a nivel general, serían principalmente seis:

• El primero es la inflación, tanto por sus efectos en posibles subidas de tipos de interés - e impacto en las empresas y en los países muy endeudados-, como por sus efectos en las valoraciones de los mercados de renta variable.
• En segundo lugar, hay que estar muy pendientes de la retirada de estímulos por parte de la Fed, especialmente si fuera brusca y sin previo aviso, ya que tendría un impacto relevante en los mercados financieros.
• El mercado inmobiliario en Estado Unidos es otro foco de posible riesgo.
• Una subida de tipos de interés a 10 años encarecería las hipotecas y bajaría la actividad.
• Las nuevas regulaciones del sector tecnológico que se están gestando
• Los riesgos políticos en la periferia europea y la posible crisis de crédito en China que, al igual que la retirada de manera precipitada de los estímulos por parte de la Fed, tendría un impacto relevante en los mercados.

Hablamos de posibles riesgos. No quiere decir que ocurran -uno, alguno, todos o ninguno-, pero, de darse, habría que equilibrar inversiones si la caída de los mercados fuera asumible y recuperable en un tiempo razonable o, por el contrario, reducir de manera relevante la exposición a ciertos mercados o inversiones.

¿Cómo deben orientar los inversores sus carteras en el entorno actual?

Creo que ha de hacerse por tipo de activo. Por ejemplo, en renta fija, no es buen momento para los activos de duración corta y/o la liquidez; para los que tengan exposición al crédito de BB sobrevenido (emisores que en condiciones normales de la economía fueron invesment grade y por el deterioro de su solvencia han sido relegados a ser calificados -actual y temporalmente- High Yield); o para las emisiones en moneda dura de los países emergentes con una muy buena diversificación.

En renta variable, dado el nivel alcanzado por los índices y las valoraciones de las compañías, creo que es mejor estar neutrales en la mayor parte de los casos y tener muy en cuenta en positivo temáticas como el cambio climático, la longevidad y las pequeñas y medianas compañías de Europa y Suiza. También pueden ser interesantes los sectores que se aprovechen de la recuperación económica, en general, y los de Industria e infraestructuras en particular.

Danos un ejemplo de fondo que hayas mantenido durante mucho tiempo en las carteras y el por qué.

Más que fondos determinados, el principio básico o hilo conductor -a modo de ejemplo e independientemente del perfil inversor para la constitución y el seguimiento de una cartera- es, en primer término, la preservación del capital; y también es importante el crecimiento del patrimonio a medio plazo.

Bajo esta premisa, optamos por inversiones en compañías poco endeudadas y temáticas de inversión con sentido a largo plazo (tecnología, salud, longevidad, consumo, agua…). Actualmente, se han incorporado ideas significativas como “energías renovables” y “medio ambiente”, que se unen a las anteriormente expuestas para formar otro hilo conductor, el de la sostenibilidad y, muy importante, que entroncan con el compromiso de Mirabaud con la inversión sostenible y responsable. Un compromiso que viene de lejos, está profundamente arraigado en nuestro ADN, se extiende a todas nuestras líneas de negocio y se integra en todas nuestras soluciones de inversión. De hecho, Mirabaud fue uno de los primeros signatarios de los Principios de Inversión Responsable de Naciones Unidas (PRI) en 2010 y nuestro grupo ha recibido la calificación más alta (A+) en este campo.

¿Existe una tipología de fondo de inversión que no incluirías nunca en tu cartera?

Creo que no incluiría fondos que invirtieran en productos derivados y, al menos en los últimos años, he obviado al sector banca y a las empresas con un alto nivel de endeudamiento.

¿Qué importancia cobra la liquidez en un escenario como el actual?

La inversión en liquidez o en activos de renta fija a corto plazo permite inmunizar las carteras por la parte de la renta ante la más que probable subida de la inflación, que se podría esperar que fuera temporal. También permite aprovechar tomar posiciones de renta variable en el caso de que aumentara de forma muy abrupta la volatilidad ante cualquier duda o incertidumbre que aparezca en el mercado.

¿Crees que durante este año de pandemia se ha puesto en valor la figura del asesor financiero?

La figura del asesor toma un valor fundamental, no ya por la legislación de la famosa ley MiFID que nos regula, donde el estado queda definido y el valor de “independencia” toma todo el sentido de lo que debe ser una relación de confianza; sino, sobre todo, porque el valor del dinero, hoy, es menor que cero. Cuando la familia conservadora se queda sin los productos bancarios tradicionales que le daban seguridad (remuneración de cuentas, depósitos a plazo, letras del tesoro, etc.), se ve obligada a buscar alternativas que le proporcionen cierta rentabilidad y tranquilidad.

Ahora el cliente conservador debe cruzar, así, la línea hacia la inversión para hacer crecer su patrimonio a medio plazo, y en ese lado de la línea debería ir acompañado por un asesor financiero. Un asesor que, además de conocer muy bien los activos y mercados financieros, sea capaz de entender psicológicamente a cada una de las familias y sus miembros, sus necesidades, prioridades y expectativas. Porque debe acompañar no sólo en la toma de decisiones empresariales o de inversión como tales, sino también en las decisiones de planificación de la jubilación o retiro, las de estructuración del patrimonio en distintos activos -financieros o de otro tipo-, las de planificación sucesoria, etc. Es fundamental tener un perfil multidisciplinar. Así es como veo mi trabajo. Y este perfil se consigue, siempre, desde la independencia, un valor intrínseco a Mirabaud.

Todos estos fueron los motivos por los que me incorporé a Mirabaud en España, una entidad que me ha hecho crecer profesionalmente y con la que he conectado en la pasión por la excelencia en el servicio desde el respeto, la confianza y la independencia; con un alto grado de convicción y pasión por lo que hacemos y pensando siempre en lo mejor para quien lo hacemos.

Mención especial quisiera hacer también al equipo global de Mirabaud, que ha aportado en mi desarrollo profesional del asesoramiento corporativo y empresarial un enorme valor y me ha permitido proporcionar soluciones sofisticadas a necesidades empresariales muy exigentes. La suma de la experiencia y la solvencia global de los profesionales del Grupo Mirabaud con nuestro posicionamiento local ha permitido que la oficina de Valencia de la entidad esté muy por encima de los estándares internacionales del asesoramiento, algo que redunda en positivo en nuestros actuales y, por qué no, futuros clientes.

¿Cómo se gestionan las emociones?

Esta es la parte más delicada de nuestro trabajo. No sólo si el mercado baja, o si una inversión está comprometida… Hay muchos momentos complicados o de incertidumbre que afectan a la gestión patrimonial, también cuando hay buenos resultados. Hay que mantener siempre la cabeza fría, proporcionar asesoría de primer nivel y sobre la base de la transparencia con el cliente. Las claves son la confianza, la responsabilidad y el compromiso de hacer lo que uno dice que va a hacer. Y, sobre todo, es fundamental saber escuchar las necesidades de tu cliente y plantearle estrategias para cubrirlas.

Si tuvieras que definirte con una palabra, ¿cuál sería?

La constancia. Pero siempre en el contexto de la pasión por mi trabajo y la vocación por la excelencia en el servicio a nuestros clientes.