Esta semana, el resumen semanal de Carmignac centra la atención en cómo el desplome del precio del petróleo debe entenderse en un contexto de presiones deflacionistas de mayor amplitud y en la realidad del daño económico. Desde la firma señalan: “prevemos un futuro donde seguirá predominando el escaso crecimiento y una inflación en niveles reducidos”.
Marco para entender la dinámica actual de los mercados
En primer lugar, asistimos al impacto de la práctica interrupción de la actividad económica mundial, que fue tanto más violento cuanto que dejó expuestas a las economías y a un sistema financiero mundial ya muy debilitado por el apalancamiento financiero tras una década de costes subvencionados del endeudamiento. A continuación, pasamos a la fase de inestabilidad, hace alrededor de un mes. En este periodo volátil, donde conviven la realidad del impacto y la reacción de las autoridades, entender el enfoque del mercado resulta fundamental para capear sus fluctuaciones. Así pues, se recurre al análisis técnico y cuantitativo en gran medida en el día a día.
Gran dispersión de rentabilidades entre los distintos sectores
Cuando la economía se estabilice, podríamos asistir a desviaciones aún más marcadas, ya que algunas empresas habrán sobrevivido y ampliado su cuota de mercado, con el refuerzo de la capacidad de fijación de precios que ello trae consigo, mientras que otras no habrán logrado sobrevivir a varios meses sin ingresos. Por tanto, la estructuración de la cartera es, como mínimo, igual de importante que la gestión de la exposición a la renta variable. Si observamos la rentabilidad de Carmignac Investissement, un fondo puro de renta variable mundial basado en la selección de títulos, este apenas gestiona la exposición a la renta variable, y solo se ha dejado un 3,2 %, frente al -15 % del índice de renta variable mundial de MSCI.
El desplome del precio del crudo, que alcanzó niveles extremos esta semana, debe entenderse en este contexto
Pese a haber razones técnicas muy específicas vinculadas a la disponibilidad de capacidad de almacenamiento por las que el precio del WTI con entrega de un día para otro se adentró en terreno negativo, el comportamiento del precio del crudo continúa siendo significativo. Lo es porque ayuda a entender el grado de dislocación que puede tener lugar en un mercado cuando la demanda se derrumba y la oferta adolece en gran medida de flexibilidad. A ese respecto, resulta difícil imaginar cómo puede producirse un reequilibrio de la oferta y la demanda en el sector del crudo sin una supresión real de la oferta, o lo que es lo mismo, sin quiebras. Además, este colapso en los precios del petróleo representa un impacto concreto y específico que se suma a la virulencia general del desplome económico para la economía estadounidense. El problema de los impactos son las ondas expansivas que generan. Estas ondas pueden ser tremendamente destructivas, con cierto retraso, cuando se van acumulando unas con otras. Aquí hablamos del efecto en la confianza, en el sector petrolero, en Estados Unidos, pero también en Oriente Medio, en África, en Latinoamérica, en las relaciones geopolíticas (Estados Unidos corre el riesgo de perder su independencia energética), en la estabilidad de las monedas, etc.
La realidad del daño económico
Los mercados están captando adecuadamente la conmoción económica a corto plazo, aunque las cifras de marzo y abril bien podrían suponer nuevos varapalos. También existe la percepción de que ya vemos la luz al final del túnel en el plano de la emergencia sanitaria, por lo que los mercados están empezando a pensar en la forma que adoptará la recuperación económica tras la crisis. Todos debemos entender cómo sería una recuperación en forma de V, más allá del efecto de base inmediato: estaríamos ante un repunte que devolvería el crecimiento económico, por lo menos, a la misma pendiente que antes de la crisis. En la opinión de Carmignac, es poco probable que esto ocurra hasta pasados varios trimestres. Incluso en la hipótesis de que la pandemia pierda fuelle rápidamente, esperamos que el comportamiento de los consumidores continúe marcado por la prudencia ante segundas oleadas de contagio, y que las empresas se muestren dispuestas a apuntalar sus balances en lugar de gastar. También esperan una escasa cooperación internacional entre los Gobiernos, cuando no tensiones manifiestas, sobre todo entre China y EE. UU., lo que lastrará el comercio mundial. En lo referente a las autoridades, seguramente tendrán que seguir esforzándose al máximo para evitar una recaída deflacionista, aunque partiendo de unos balances ya muy tensionados; su capacidad para impulsar el crecimiento económico mediante la adopción de medidas políticas será bastante limitada, afirman desde la gestora.
Por tanto, hasta que realmente se destruya capacidad de producción y los consumidores estén dispuestos a reducir de nuevo sus tasas de ahorro, de modo que la inflación pueda finalmente repuntar (alimentada por toda la liquidez inyectada en el sistema), y las empresas reanuden las inversiones, desde Carmignac prevén un futuro donde seguirá predominando el escaso crecimiento y una inflación en niveles reducidos, lo que explica la estructuración de la cartera de renta variable, centrada en empresas de crecimiento a largo plazo.