Durante el día de hoy 29 de enero tendrá lugar la primera reunión de la Fed del año. Se prevé que la jornada no esté marcada por el recorte de tipos. Conocemos las impresiones de las gestoras Allianz GI, Bank Degroof Petercam, NN Investment Partners, Ostrum AM.
Franck Dixmier, director global de renta fija de Allianz Global Investors
No esperamos que el FOMC anuncie otro recorte de los tipos en su reunión de la Fed del 28 y 29 de enero, gracias en gran parte al éxito de los tres recortes de «seguro» de la Fed durante 2019. La estabilización de la economía de los Estados Unidos justifica una extensión de la pausa de su política.
Principales conclusiones:
- No esperamos ningún anuncio en la próxima reunión del FOMC: después de los tres recortes en los tipos en la segunda mitad de 2019, la estabilización de la economía de los Estados Unidos, cerca de su potencial, justifica una extensión a la pausa de su política.
- Este aplazamiento es ampliamente anticipado por los mercados, que han revisado sus expectativas a la baja.
- Sin embargo, los inversores esperan aclaraciones sobre las compras mensuales de las letras del Tesoro de la Fed, que se presentan como «técnicas», pero que tienen una fuerte influencia en los mercados de valores; su frecuencia ahora plantea preguntas.
Habiendo hecho sentir su presencia durante la segunda mitad de 2019, reduciendo los tipos en 25 puntos básicos en tres ocasiones entre julio y octubre, la Fed debería extender la pausa a su política en 2020. Frente a la renovada confianza que se ha extendido a todas las clases de acciones, es probable que la Fed tenga una percepción más positiva de las perspectivas y los riesgos económicos.
De hecho, la disminución de los riesgos, en particular la reducción de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, reduce el riesgo a la baja para el crecimiento mundial y refuerza el escenario de estabilización del crecimiento de los Estados Unidos a su potencial (2%).
Es cierto que el reciente aumento del IPC (Índice de Precios al Consumidor), que alcanzó el +2,3% en diciembre, podría generar temores de una postura menos acomodaticia por parte de la Fed.
Sin embargo, este reciente aumento en la inflación total debe ponerse en perspectiva en vista de la debilidad del PCE (índice de precios de gastos de consumo personal, medido por el gasto de los hogares), que se situó en +1,5% en noviembre, y especialmente del indicador preferido de la Reserva Federal, el PCE central (que excluye el gasto en alimentos y energía), a +1,6% en noviembre. También se debe tener en cuenta que la fortaleza del mercado laboral, con el desempleo en su nivel más bajo en medio siglo, todavía no se ha producido una presión significativa sobre los salarios.
Por lo tanto, creemos que este contexto justifica un statu quo, o una «extensión a la pausa», un escenario que también ha sido validado por los mercados.
Sin embargo, la conferencia de prensa posterior al FOMC será interesante, especialmente sobre el tema de las compras de las letras del tesoro. Desde octubre de 2019, la Reserva Federal ha estado comprando 60.000 millones de dólares en letras del tesoro mensualmente, aunque presentada como una medida «técnica», esto ha sido acompañado por un crecimiento significativo en los índices de renta variable en los Estados Unidos. Las recientes declaraciones de miembros del Comité de Política Monetaria sugieren que estas compras podrían continuar hasta mediados de año.
El compromiso de la Fed de continuar con esta política debe ser observado de cerca. Si bien no entraremos en el debate semántico de si esto es «QE o no QE», está claro que existe una fuerte correlación entre el aumento en el balance de la Reserva Federal y el desempeño de los mercados de renta variable de Estados Unidos. Desde octubre, cada aumento del 1% en el balance de la Fed se ha traducido en un aumento del 1% en el S&P 500. Por lo tanto, no hay duda de que los inversores examinarán cualquier información nueva sobre el momento y el monto de las compras mensuales. Si bien la implementación de un programa de compra de activos por parte de un banco central es generalmente bienvenida por los mercados, salir de él siempre es más difícil. La situación deberá seguirse de cerca.
Juan Ramón Casanovas, Head of Private Portfolio Management Bank Degroof Petercam
Esta semana se celebra la primera reunión del año del Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal estadounidense, pero no se espera que anuncien cambios en la política monetaria del organismo. A diferencia de las reuniones anteriores, Jerome Powell afronta este encuentro sin la presión ejercida tanto por los mercados como por Donald Trump. No olvidemos que Trump ejerció una gran presión en las anteriores reuniones para que la Fed rebajará hasta el 0%, si fuera necesario, los tipos de interés. Estas últimas semanas Trump ha vuelto a reiterar que la economía crecería cerca del 4%, si la Fed hubiese actuado antes y con más contundencia. Pero, a pesar de ello, la contundencia o el ataque dista mucho del utilizado en los días previos a las anteriores reuniones.
El actual crecimiento económico, impulsado principalmente por el más que robusto mercado laboral, unido a la recuperación experimentada por los índices de confianza, tanto empresarial como de los consumidores, hace que los mercados descuenten que los tipos se mantengan sin cambios en el corto plazo. Si a lo anterior le unimos la rebaja de tensión por los acuerdos comerciales alcanzados entre China y Estados Unidos, hace que la política monetaria no sea tan relevante como en las anteriores reuniones.
Después de un 2018 en el que la Reserva Federal subió los tipos hasta en 4 ocasiones, en el 2019 se vio obligada a rebajarlos 3 veces; en cambio, para este 2020 no esperamos que la Fed actué ni en un sentido ni en otro. El único condicionante que podría provocar que Jerome Powell tuviese que actuar sería que la inflación no siguiera la tendencia que los miembros de la Fed descuentan. La inflación lleva meses cerca del 2%, a pesar de la actual tasa de crecimiento y, lo que es más importante, de un mercado laboral en el que los salarios siguen registrando presiones al alza.
En definitiva, no esperamos cambios en esta reunión; no creemos que se adopten nuevas medidas de estímulo, ni se cambie la estrategia, ni tan siquiera se modifiquen las previsiones económicas.
Willem Verhagen, Senior Economist, Multi-Asset
Las principales conlcusiones que obtenemos para la reunión de la Fed son:
- La estrategia de la Fed de mantenerse en espera representa una tregua
- Un alza de tipos en los próximos años podría deberse a la continua disminución del desempleo o a un persistente auge de los activos con riesgo
- En el actual entorno de baja inflación, la bajada de tipos parece más probable que una subida
Al revisar su estrategia de política monetaria el junio pasado, la Fed mostró sabiduría al comenzar en un punto donde la política monetaria estaba cerca de su equilibrio a largo plazo. La economía estaba cerca del pleno empleo y la inflación estaba un poco por debajo del objetivo. Desde entonces, una cosa principalmente ha cambiado. La inflación continuó sorprendiendo a la baja con algunos efectos secundarios a las expectativas de inflación. A pesar de esto, la Fed debería tener más facilidad para separar la estrategia de las tácticas que el BCE, que se enfrenta a expectativas de inflación bajas en el futuro previsible y que siguen cayendo. Por lo tanto, la política de la Fed se ve acosada por la incertidumbre a medio y largo plazo.
No obstante la Fed no debería convertirse en esclava de las expectativas del mercado.
Philippe Waechter, director de Investigación Económica de Ostrum AM
Se espera que en la reunión de la Fed se mantenga la política monetaria sin cambios. El objetivo de tipos se mantiene en un rango entre el 1,5% y el 1,75%. No se percibe como necesario un cambio en este momento del ciclo económico, incluso aunque el sector manufacturero esté débil. La incógnita principal está relacionada con el tamaño del balance de la Fed. El último crecimiento del balance está relacionado con compras de activos de corto plazo, incrementando la liquidez en el tramo más corto de la curva. Esta dinámica podría, al final, terminar forzando a la Fed a rebajar en algún momento su objetivo de tipos de interés. La previsión de crecimiento del PIB al cierre de 2019 es del 2,3% frente al 2,9% de 2018, exhibiendo una trayectoria continuista. El gasto de los consumidores se desaceleró durante el último trimestre de 2019, pero las rentas disponibles mantienen una senda sólida de crecimiento.