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Tres posibles escenarios como respuesta a la tensión entre EEUU y China sobre Taiwán
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Tres posibles escenarios como respuesta a la tensión entre EEUU y China sobre Taiwán

Seguimos pensando que una “guerra caliente” en el estrecho de Taiwán es poco probable a medio plazo, aunque las respuestas de China a la visita de Pelosi abren la puerta a una escalada más significativa en este sentido.
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8 AGO, 2022

Por Homin Lee

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Tras la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU, Nancy Pelosi, a Taiwán y las agresivas respuestas de China no creemos que esta sucesión de acontecimientos presagie necesariamente un conflicto inmediato en la región, ya que Pekín parece haber optado por dar una respuesta cuidadosamente calibrada en lugar de arriesgadas operaciones militares destinadas a alterar físicamente la visita de Pelosi. Sin embargo, a largo plazo, los inversores probablemente tendrán que hacer frente a un riesgo elevado de desacoplamiento acelerado e incluso a un posible enfrentamiento directo entre China y Estados Unidos.

Tras la confirmación de la visita de Pelosi a Taiwán, China anunció la realización de simulacros de "fuego real" en seis zonas que rodean la isla principal de Taiwán y las cerró a los aviones y barcos civiles durante el período de cuatro días. Al parecer, China también ha comenzado hoy otro tipo de ejercicios militares y ha impuesto una serie de restricciones económicas, como la prohibición de importar cítricos y pescado de Taiwán.

En nuestra opinión, Pekín tiene evidentes motivos para poner a prueba de manera agresiva los límites de las reivindicaciones territoriales marítimas de Taiwán y las zonas de identificación de defensa aérea (ADIZ) en un futuro próximo. La Casa Blanca afirma que esta visita no representa ningún cambio en la política estadounidense de "una sola China". No obstante, sospechamos que será bastante difícil cambiar la creciente percepción de Pekín de que la visita forma parte de la estrategia a largo plazo de sus homólogos estadounidenses para acabar con los compromisos existentes que sustentan la relación bilateral de ambos países. También existe un fuerte incentivo para que Pekín impida las visitas de los líderes legislativos de otros países del G7 y tome represalias públicas contra la negativa de Pelosi a tener en cuenta sus severas advertencias públicas y las sensibilidades del calendario político. Es inevitable que la respuesta de China represente un avance con respecto a la que llevó a cabo durante la Tercera Crisis del Estrecho de Taiwán de 1995-1996.

Teniendo en cuenta estos hechos y consideraciones, podemos plantear tres posibles escenarios para la tensión entre Estados Unidos y China sobre Taiwán en los próximos 3 y 5 años:

Es posible que se produzcan diferentes configuraciones de resultados debido al alto nivel de incertidumbre sobre los comportamientos tanto de EE. UU. como de China, pero creemos que en última instancia convergerán hacia uno de los tres escenarios mencionados a medio plazo. Ni que decir tiene que un simulacro militar extremadamente corto seguido de un enfrentamiento principalmente verbal entre los dos países sería el mejor resultado.

En conclusión, seguimos pensando que una "guerra caliente" en el estrecho de Taiwán es poco probable a medio plazo, aunque las respuestas de China a la visita de Pelosi abren la puerta a una escalada más significativa en este sentido. Si el statu quo estratégico puede mantenerse a pesar de las interrupciones en el comercio, el impacto en la economía mundial podría ser algo más manejable, aunque todavía negativo. Los daños colaterales del aumento de la tensión en Taiwán podrían ser retrocesos en las discusiones entre EE.UU. y China sobre la reversión de los aranceles y la eliminación de las empresas chinas de los mercados estadounidenses, así como la restricción de las sanciones secundarias con respecto a Rusia. Es probable que estos reveses, relativamente modestos, ya estén descontados en los mercados.

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